El meollo de la cuestión

La ignorancia llega a lo sublime con la defensa de los profesionales del matutino santacrucero. Como si en el gremio no supiéramos de sobra que la línea editorial corresponde aquí y ahora, de hecho y de derecho, a la propiedad del medio, no a los periodistas que no suelen sentirse concernidos por la opinión que merezcan las posturas de su empresa.

El caso es no admitir la obviedad de que gobiernan las dos fuerzas políticas derrotadas en Gran Canaria. Una de ellas prácticamente barrida y la otra desalojada de sus anteriores mayorías. Es cierto que desde el punto de vista legal nada cabe objetar; pero hablamos de política y política es la consideración de que, en este caso, no sólo no se ajusta la legalidad a la realidad sino que la perpetuación en el poder se consigue alejándose de ella.

La ley electoral, absolutamente legal valga la redundancia, por ejemplo, ha tirado a la basura no menos de 150.000 votos, lo que ha permitido reducir el Parlamento a tres fuerzas políticas y hecho posible este Gobierno ATIcc-PP y la fosilización del juego político al punto de que pesa menos sobre sus debates Canarias que la bronca Rajoy-Zapatero malo.

En Gran Canaria, CC obtuvo un escaño con la mitad de los votos de NC, que no consiguió representación; una anomalía legal tan asumida que no necesitan los grancanarios estímulos adicionales para rechazar el paulinato. Pero, ya ven, es crimen de lesa patria y atroz insularismo reclamar un Estatuto ajustado, de verdad no en los discursos, a la realidad física, social y política.

Esta autonomía no funciona no porque la controle ATIcc; tampoco funcionaría de hacerse con ella los políticos grancanarios. Como saben bien los áticos que no en vano, recuerden, lanzaron los primeros la idea de doble autonomía para Tenerife cuando no preveían que las cosas iban a irle tan bien. Ese no ajuste a la realidad es el meollo de la cuestión que interesa ocultar.