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La miopía tiene nombre de presidente

Eduardo Serradilla Sanchis / Eduardo Serradilla Sanchís

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Ya me imaginaba yo que detrás de un problema como éste se escondía algún tipo de conspiración, no digo que judeo-masónica, pero casi, la cual trata de atentar contra la misma esencia de nuestras raíces más profundas. ¿A quién se le ocurre tratar de imponer un sistema que pretende demostrar que estamos ya en el siglo XXI? Por favor, con lo bien que se estaba en el siglo XX, sobre todo cuando el generalísimo gobernaba el país con mano férrea, “puño de hierro en guante de seda”, que decían entonces.

¿Ordenadores?... Esas máquinas solamente sirven para perder el tiempo y, en el mejor de los casos, adelantar el trabajo que antes se hacía con una máquina de escribir, una calculadora y un buen fleje de papeles.

Los niños con un buen pizarrón, una buena vara de madera y los doctos consejos de un profesor tienen más que suficiente y ¡que se quiten los ordenadores! Si, a todo ello, se le suma que dichos trastos infernales acaban siendo perjudiciales para la vista, ¿qué más se puede decir? Pues que se entiende que la comunidad valenciana rechazara el dinero del plan Escuela 2.0, dada la peligrosidad que para cuerpo y espíritu supone para los escolares un plan tan subversivo como el mencionado Escuela 2.0.

Esto mismo se puede decir del resto de las medidas tomadas por dicha comunidad, sobre todo aquella que le otorga al arzobispado la potestad de redactar el manual para la educación sexual, en detrimento de la conserjería de sanidad.

Por lo menos, ya nadie tendrá que llamar “guarra”, “cerda” y “puerca” a ninguna consejera de sanidad por la redacción y publicación de un manual de estas características, tal y como ocurrió no hace tanto. Lo que ignoro es sobre qué texto se basarán en el arzobispado para redactar dicho manual, porque, tal y como están las cosas, mejor que se apliquen al hacerlo o los problemas entre la juventud de la comunidad valenciana se verán multiplicados de manera exponencial.

Siempre les queda el socorrido argumento de la abstinencia, gracias al cual se solucionan todos los problemas... Bueno, del resto se ocupará la “chequera de papá”, utensilio muy socorrido cuando se comete algún desliz que otro.

Volviendo al tema de los ordenadores. El que después las inoportunas estadísticas digan que cuatro de cada diez escolares abandona los estudios, antes de terminar la ESO es un detalle que se pasa por alto ante problemas tan acuciantes como la mencionada miopía de los escolares, a causa de los ordenadores del ministerio.

Tal revelación me recuerda a las igualmente portentosas explicaciones de los responsables de la conserjería de educación de la comunidad canaria, antes los “malos resultados” que reflejaba el informe PISA en relación con Canarias. En aquella ocasión, las explicaciones, en términos ordinales y cardinales, despejaron cualquier duda sobre la SUPUESTA INCAPACIDAD de los responsables del área de educación del gobierno regional, una sospecha del todo infundada, como ustedes se podrán imaginar.

Dichos responsables, tanto los de aquí como los de la comunidad valenciana, saben que la educación, lejos de ser un bien para la sociedad es un engorro, que solamente sirve para que las personas se empiecen a hacer preguntas inconvenientes. ¡No! De lo que se trata es que los ciudadanos se traguen las menti... perdón, las revelaciones de los mandarines que manejan los designios de nuestro país, con la misma seguridad que los reyes absolutos que tanto bien le hicieron a nuestra patria. No hacerlo significa ir contra el “status quo” y con una forma de hacer las cosas que no premia la inteligencia, sino a los pelotas, arribistas, abrazafarolas y lameculos varios.

Además, al ciudadano medio, poco o nada le importa ni la formación, ni la cultura ni nada que aparte su atención de eventos y sucesos mucho más importantes, tales como lo han podido ser los cuatro choques futboleros vividos en las últimas semanas.

Por lo tanto, la política destructiva de quienes han manejado de manera precipitada, desordenada y a destiempo los designios de la conserjería de educación valenciana y canaria es un fiel reflejo de la mentalidad de quienes les votan y luego se olvidan lo que hacen dichos cargos electos.

Y, claro está, ante el peligro de los ordenadores, anteriormente comentados, cualquier otro asunto queda reducido a una mera anécdota, visto lo visto, durante estos últimos cuatro años.

Lo mejor de todo es que esos mismos responsables sí que han disfrutado de una buena educación, aunque ya se sabe que lo que es bueno para las elites no lo es tanto para el resto de los ciudadanos, tal y como decían durante el siglo XVIII, sólo por poner un ejemplo.

Y ahora les dejo que tengo que ir al oculista, antes de que sea demasiado tarde.

Eduardo Serradilla Sanchís

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