A otro perro con ese hueso

Me dicen que no merece la pena ocuparse de este hombre. Y tendrían razón si no fuera porque es paradigmática su insistencia en combatir las críticas a ATIcc como inspiradas por un supuesto ultrainsularismo canarión; muy en línea con don Pepito y la imagen de Gran Canaria y de los grancanarios que promueve El Día. Es verdad que ha abominado en ocasiones de semejante especimen; pero de boquilla porque, en el fondo, expresa bajo apariencia sesuda la misma idea de que los canariones tratan de destruir Tenerife.Son ya demasiados años sin hacer caso de estas cosas. Pero es necesario ahora repetir, por razones de pedagogía política, que las críticas a ATIcc no son ataques a Tenerife y a los tinerfeños sino a la pandilla que se escuda en ellos para su medro impune. Y aclarar, además, que la legitimación que hace de las actuaciones del Gobierno por la presencia en él de socios grancanarios es una falacia: presenta el dicho lector como valor determinante de los comportamientos políticos el origen insular de cada cual; como si ignorara que el zarandajo es un proceder, no una procedencia.

Peor lo pone cuando entra en harina. Habla de la dificultad de desagregar por islas las recaudaciones fiscales regionales y que por eso “nunca se han facilitado”. Olvida que éstas fueron datos públicos y bien conocidos desde 1973 hasta el día en que ATIcc ocupó la consejería de Hacienda.

Ignora, en fin, que las islas tienen comportamientos económicos diferentes y que esa desagregación de datos es necesaria para afinar en los análisis. Por si fuera poco considera “artero” que recurramos a los datos fiscales de la Hacienda estatal (para tener los elementos de juicio que ATIcc nos niega), porque bajo el epígrafe de Las Palmas se suman las recaudaciones de Lanzarote y Fuerteventura. Cosa que es tan cierta como que la especificación provincial acerca más a la realidad económica que el difuso Canarias en que totaliza el Gobierno los resultados.

A otro perro con ese hueso.