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Sí se puede

Cristóbal D. Peñate

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Aunque hace ya mucho tiempo que lo tenemos normalizado y hasta somatizado, resulta alucinante para cualquier espectador imparcial y objetivo que CC, la fuerza que fue tercera en votos en las últimas elecciones autonómicas, gobierne el archipiélago en solitario, mientras que PSOE, que fue la primera, y PP, la segunda, miren desconsolados a los nacionalistas desde la oposición.

Aquí en las islas lo normal desde hace un cuarto de siglo es que CC siempre esté en el gobierno, ya sea con el PSOE, con el PP o en solitario. Es verdad que la injusta ley electoral tan poco representativa le da a CC mayor número de escaños que a socialistas y populares, a pesar de contar estos con más votos, pero se come mal que la tercera fuerza en respaldo popular sea la que siempre gobierne Canarias. Sola o acompañada de otros.

Antes, daba igual que gobernara con PP que con PSOE, CC siempre tenía la presidencia, aunque su socio lograra más votos y escaños. Desde una posición de privilegio, CC se podía permitir siempre ser no solo el juez de la contienda sino el jefe que presidía el gobierno y se llevaba el mayor número de consejerías. Ahora las tiene todas.

Cíclicamente, cuando PSOE y PP se cabrean, amenazan con un improbable pacto que nunca se materializa. Lo hacen como para asustar a los nacionalistas, pero estos ya se conocen el truco y ni se inmutan. Ahora vuelve a oírse a los dirigentes populares y socialistas amagar y bravear con que de las siguientes elecciones no pasa y pueden pactar.

Hasta ahora, durante 25 años, CC ha actuado de manera hegemónica sin ser el partido hegemónico. Ha gobernado por encima de sus posibilidades y se ha extralimitado en sus funciones. Han estado en el poder tanto tiempo por demérito de la oposición más que por mérito propio.

Los nacionalistas están convencidos de que PSOE y PP no pactarán nunca para echarlos del gobierno porque sus respectivas direcciones nacionales no se lo permitirían. La alcaldesa popular de Güímar, un espécimen a estudiar, lleva a los abuelos y marujas de su pueblo a Madrid para ver en vivo y en directo el programa Sálvame de Jorge Javier Vázquez.

Carmen Luisa Castro, la terremoto popular güimarera, ha contratado ahora el último espectáculo musical del presentador rosa que vota a Pedro Sánchez. 32.000 euros costará la gracia.

Pero al menos de esta historia puede sacarse una lección: si la alcaldesa del PP puede hacer tan buenas migas con el presentador televisivo del PSOE, el pacto entre populares y socialistas no puede estar tan lejos. Sí se puede, sí se puede, sí se puede, repite el eco.

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