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Espacio de opinión de Canarias Ahora

¿Qué sabrán los vecinos?

Jennifer Jiménez

Con cada víctima de violencia de género, toda la sociedad fracasa. Una familia se queda desolada, también unos amigos y un entorno para el que no hay palabras de ánimo que valgan. Aunque haya quien pueda pensar que somos unas “pesadas” por recordarlo ( así se lo escuché decir a un hombre en la concentración del 2 de octubre en Las Palmas de Gran Canaria en repulsa por el último caso de violencia machista ocurrido en la isla), este 2019 está siendo un año negro. Siete mujeres han sido asesinadas en Canarias (hay otro caso aún en investigación) y 46 en todo el país.

Ángeles fue asesinada hace unas semanas por su expareja. Conozco su caso un poco más de cerca por proceder del mismo barrio, aunque eso no me da derecho a poder hablar de su historia. Y es que, a pesar de que existe mayor formación, de los acuerdos de buenas prácticas sobre el tratamiento de la violencia de género y en materia de igualdad y de lo que se ha mejorado en los últimos tiempos, aún podemos ver informaciones en la que se utiliza a los vecinos y vecinas como fuente para tratar de recomponer una historia de violencia de género. Me pregunto qué dirían de mí mis vecinos si fuera yo la víctima… ¿qué saben ellos realmente de mi vida? ¿qué podrían decir de mi día a día o de mi historia? ¿acaso me conocen más allá de unas breves palabras? Muchas veces, ni siquiera las personas más cercanas a nosotros conocen al detalle lo que nos ocurre. No saben de nuestras posibles relaciones, ni qué se nos pasa por la cabeza. Por ello, no entiendo ese afán por apoyarse en los rumores de la vecindad.

Las personas que trabajamos en medios de comunicación tenemos una responsabilidad fundamental para acabar con esta lacra que es el machismo y, por ello, es necesario seguir aprendiendo y que seamos conscientes del poder de las palabras. Debemos grabarnos a fuego que la única causa de un asesinato de violencia de género es el machismo. No hay que buscar otro por qué, no hay que analizar los comportamientos de la víctima, tampoco incidir en la vida del agresor. Preguntar a las personas que vivían cerca de él solo ayuda a victimizar, a presentar una cara más amable o a poder empatizar con él, a justificar de alguna manera por qué lo hizo. Nada de eso importa realmente. Tampoco es más noticia su suicidio que el asesinato. Por otro lado, preguntar a los vecinos y vecinas de ella tampoco ayuda a prevenir un nuevo caso, solo alimenta el morbo de la gente y pone el foco la víctima, cuando el único culpable es quien mata.

Sí importan otras informaciones para analizar mejor los casos de violencia de género, todos diferentes entre sí y que afectan a mujeres de todas las edades, clases sociales, nacionalidades… Es importante saber si había o no denuncias previas, para conocer cómo está funcionando el sistema, si deja hijos o hijas porque habrá que tratarles también como víctimas de la violencia de género. Hay muchos detalles que pueden ayudar a contar esta lacra sin caer en hipótesis que no llevan a ningún lado, en comentarios de vecinos y en palabras que causen más dolor a los seres queridos de la víctima. Estoy convencida de que hay mucha más conciencia hoy que hace cinco años y que entre todos y todas podemos hacerlo mejor hasta que algún día no haya que contar ni un asesinato más.

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