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El sospechoso interés de Fepeco

Eustaquio Villalba

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Estos días ha sido noticia la vista en el TS del recurso de los condenados por el caso de Las Teresitas, entre los recurrentes se encuentra el delincuente ambiental, y anterior presidente de la Federación Provincial de Entidades de la Construcción (FEPECO) de Santa cruz de Tenerife, el empresario Antonio Plasencia. Su sucesor en el cargo en la patronal de la construcción, Oscar izquierdo, en una entrevista publicada en el periódico El Día denunciaba el interés sospechoso de los ecologistas y políticos “noistas, que obstaculizan maliciosamente cualquier infraestructura”. Acusa a los ecologistas, sin pruebas que lo avalen, de obstaculizar el avance y el progreso de Tenerife. Igual que lo hacía, y casi con las mismas palabras, su antecesor en el cargo.

En un comunicado de Fepeco publicado en La Opinión en enero del 2009, este empresario criticaba el miedo que a su juicio tienen los políticos a los “grupúsculos ecologistas del no a todo y lo reiteraba en una entrevista hecha en julio del año siguiente: hay sectores que nosotros no consideramos ecologistas que, no se sabe por qué, dicen no a todo. Una cantinela que el actual presidente de la patronal de constructores tiene bien aprendida, no en vano fue el director-gerente de Fepeco con Antonio Plasencia. Es evidente que esta afirmación es solo una descalificación genérica, no un argumento. En los movimientos ecologistas nadie dice no a todo, si aceptamos esta disparatada acusación tendríamos que asumir que el ecologismo también dice no a la conservación del medio ambiente. No me extrañó que el actual presidente de los constructores en una entrevista en Mirame TV ensalzara la figura empresarial de Antonio Plasencia, justificara sus delitos y, casi con las mismas palabras, repitiera los ataques a los ecologistas del responsable del mayor atentado ambiental de cometido en Tenerife.

Otra de los lugares comunes que invoca el presidente de Fepeco es la de presentarse como defensor de los intereses de Tenerife cuando -y aquí no sospechas sino certezas- defiende los intereses de los constructores que, como indica la reciente historia de la isla, van en muchas ocasiones en contra del interés general de los tinerfeños. Ejemplos hay muchos y la mayoría tienen como personaje principal al anterior presidente de la patronal tinerfeña de la construcción. En año 2009 decía sobre las denuncias de los ecologista del caso de corrupción de Las Teresitas: A mí hasta ahora daño económico no me han hecho ninguno, pero moral bastante. Porque si usted está luchando en un sitio para ganar dinero como empresa; es triste que lo pongan hasta de ladrón. Pues teníamos razón, según los jueces, el ex presidente es un corrupto que buscaba con este negocio ganar dinero a cuenta del erario público y. para justificarlo, utilizaba el manido argumento de la creación de puestos de trabajo. Este señor criticaba la quiebra de muchas empresas durante la crisis porque sus dueños recurrieron al crédito bancario cuando él mismo recurrió, para comprar el frente de playa de las Teresitas, a un préstamo de la Caja de Ahorros aprobado en su consejo de administración (en contra del criterio del Banco de España). No es casualidad que formaran parte de este órgano empresarios y políticos condenados por este caso de corrupción. El préstamo se lo dieron a una empresa que ni siquiera estaba constituida legalmente y con solo dos socios: Antonio Plasencia y un peón que actuaba como testaferro de otro poderoso empresario tinerfeño. Señor Izquierdo los ecologistas efectivamente decimos no a la corrupción, no a las obras ilegales, no a las que atentan contra naturaleza y decimos un si rotundo a la subordinación del interés empresarial al general, al de la totalidad de la sociedad tinerfeña.

Se mostraba usted indignado por un informe desfavorable del proyecto del puerto de Fonsalía y lo atribuía a una política de bloqueo del gobierno de Pedro Sánchez a la construcción de más infraestructuras en la isla. Quieren construir otro puerto, no se conforman con haber construido el maga puerto de Granadilla, y a pocos kilómetros del problemático puerto de Los Cristianos. (Por cierto, donde están los miles de puestos de trabajo que prometieron) Construir simplemente para que unos señores ganen dinero a costa del contribuyente no una sospecha, es algo que los hechos demuestran. No es un problema exclusivo de Tenerife, el puerto de Arinaga es otra muestra de lo argumentado que era nuestro no, al igual que tenemos razón al oponernos a la ampliación del Puerto de Las Nieves en Agaete, pues la única demanda que lo justifica es el interés algunas empresas.

También denunciamos cuando se hizo la ampliación del muelle de Los Cristianos la carencia de las vías de acceso, pero políticos, constructores y promotores turísticos prefirieron urbanizar el entorno de las vías del servicio portuario. El resultado es que tenemos un puerto suficiente para la demanda de tráfico pero sin los accesos requeridos. De quién es la culpa ¿de los que según usted decimos no a todo? Fepeco es cómplice, y algunos de sus prominente socios actores activos, de la situación actual de colapso en la isla, de la destrucción irreversible de una parte de su territorio. No hay ninguna duda sobre las causas de la situación actual de Tenerife porque es el resultado predecible de su modelo económico, tal y como dijimos hace muchos años los que usted llama “los del no a todo”. A lo único que dicen sí claramente, es a ganar dinero aunque sea a costa del interés general, y esto no es una sospecha, es una evidencia.

Señor presidente de Fepeco, Tenerife somos todos, también los ecologistas y los constructores.

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