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La unidad como necesidad

Dailos González Díaz

La Palma —

El pasado sábado 3 de octubre tuvo lugar en Tenerife la Asamblea Canaria de Cargos Electos “Por el cambio en Canarias”, que reunió a personas de las fuerzas del cambio como Podemos, Izquierda Unida, Sí Se Puede, Somos o candidaturas municipales de confluencia.

Estamos ante una iniciativa verdaderamente ilusionante, e impensable hace tan sólo unos años cuando las fuerzas críticas con el actual estado de las cosas apenas tenían representación. Por qué hasta ahora no había sido posible se debe a causas de los más diverso, y no se puede achacar únicamente a una estrategia errática de las fuerzas de izquierda, si bien tampoco se puede obviar que esta fue una de las razones. Pero también el contexto social y político ha cambiado, la conciencia crítica se va extendiendo entre sectores cada vez más amplios de la población, precisamente en unos tiempos de recortes de los derechos sociales y democráticos que costó trabajo y esfuerzo ganar (nunca fueron un regalo del poder).

Dejémonos ahora de debatir si el término izquierda tiene aún o no capacidad para aglutinar a la mayoría social; personalmente opino que sigue siendo una categoría válida para el análisis político, pero ese debate es secundario en estos momentos, todas sabemos quiénes debíamos de estar en ese encuentro, póngase el nombre que se le quiera poner. Lo cierto es que, cuando tratamos los problemas fundamentales que afectan a la población, entre todas las fuerzas transformadoras suele haber acuerdo, con sus propios matices, claro. ¡Qué gran diferencia cuando se trata de otros asuntos como estrategia electoral, donde se priorizan las identidades organizativas particulares, como si de equipos de fútbol se tratase! Realmente, la mayoría de las personas que nos encontramos el sábado defendíamos lo mismo, siendo un escenario idóneo para compartir ideas y experiencias más allá de la línea particular que cada organización llevase.

Sin embargo, aunque todas las personas compartíamos también la idea de que sería deseable una candidatura de unidad popular en vez de enfrentarnos en una absurda competición, posiblemente habrían surgido serias discrepancias a la hora de establecer la forma que dicha unidad debe adoptar. Y es que es necesario saber leer el momento histórico en el cual nos encontramos, estamos ante una oportunidad única. Pero ante todo deberíamos tener en cuenta antes dos aspectos fundamentales:

Primero, los procesos de unidad deben atender a las realidades concretas de cada territorio, su propia dinámica, por lo que resultaría imposible imponer un acuerdo a nivel de todo el Estado y trasladarlo artificiosamente a todos los lugares.

En segundo lugar, en estos momentos, el instrumento o la marca que puede aglutinar más apoyo de cara las elecciones generales es Podemos, por lo que sería un instrumento arriesgado inventar una nueva marca con la que concurrir, experimento válido en otras circunstancias, pero no en las actuales. Es cierto que tampoco se puede imponer a otras personas y colectivos que se integren en la estructura orgánica de un partido que ya se está consolidando, pero la propuesta de añadir un guión que acompañe a la denominación de Podemos puede ayudar a sortear ese obstáculo.

Estamos ante un momento histórico, reitero, y es responsabilidad de todas saber responder correctamente al mismo. No es sólo ante nosotras mismas, sino también ante todas esas personas que no están (y posiblemente tampoco vayan a estarlo) ni en Podemos, ni en Izquierda Unida, ni en ninguna otra organización, pero que están sufriendo como nunca las políticas del neoliberalismo. No nos podemos permitir el lujo de jugar a las peleítas qué sólo nos importan a las personas que militamos en esas organizaciones, aquí todas somos necesarias. Si algo falla, no podemos escurrir el bulto señalando al otro como culpable, todos y todas habremos tenido algo de responsabilidad. Hay que afrontar todo esto con humildad, esa humildad que a veces nos ha faltado, pero sin derrotismo, sabiendo que ahora es posible un cambio.

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