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Así no vamos a ninguna parte

Rubén Alemán / Rubén Alemán

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La madrugada del pasado domingo mataron a Iván a patadas en la calle Franchy Roca. La calle que recuerda al gran abogado y político republicano canario, personalidad histórica que casi nadie conoce, se tiñó de rojo esa noche. Cuatro delincuentes descerebrados mataron a patadas a un estudiante universitario que esa noche quería disfrutar de un rato de ocio con sus amigos o con su novia o simplemente salir a divertirse el fin de semana. Todo por robarle unos cuantos euros.

La noticia, por desgracia, va más allá del delito, del homicidio, del crimen. Este sistema que tanto defienden algunos ?“el único válido desde el Fin de la Historia decretado por Francis Fukuyama”- fabrica asesinos en serie. La semana pasada fue en San Andrés, Santa Cruz de Tenerife. Otro muerto, esta vez en una verbena. Cada mes, una o varias muertas víctimas de la violencia machista. Este fin de semana, aparece ahogada una toxicómana en el mar del norte de Lanzarote. Hace tres años, en la popular fiesta nacional de La Rama de Agaete, mataron a botellazos a un joven. En Carnavales, siempre hay bronca?

No es la democracia, no es que se confunda la libertad con el libertinaje (expresión por otra parte reaccionaria a más no poder), no es la falta de principios religiosos, no es la moral liberal, no es el socialismo. Esto es lo que piensa siempre la derecha más rancia para cargarse de razón. Estos episodios violentos existían también en el Franquismo. En las llamadas Fiestas de Invierno también existían navajazos en la oscuridad y bajo el hervor del alcohol. La violencia en esos pueblos del interior de las islas y ya no digo de la meseta castellana o extremeña españolas era algo cotidiano. Lo que pasa es que no salía en la prensa.

Es el sistema económico y sus contravalores. Es la sociedad ultracapitalista en la que vivimos en donde el tener supera al ser, de largo. Esto hace que el chandalero del barrio se convierta en héroe protector y obtenga cada vez más medallas a medida que más delitos comete, más propiedades consiga y más veces haya estado en la cárcel. Por eso reina la mafia en Italia. Pero no sólo el chandalero: el burguesito, el trabajador desclasado, el converso al capital, el curita hipócrita. Todos motivados por el becerro de oro del que habla la Biblia católica.

La mano dura que propugna la derechona beata no sirve para nada. La autoridad paterna o materna sólo funciona con diálogo democrático y con un sistema de infracción-sanción basado en el refuerzo positivo, en la palabra y en hacer saber a los hijos y los alumnos que todo acto tiene sus consecuencias. No hablo de suprimir cárceles ni la necesaria disciplina familiar, sino reconducirla al encuentro entre padres e hijos, entre comunidad e individuo social. El padre no puede ser sólo padre, debe ser algo más que eso. El docente, igual. La letra con sangre no entra.

Está más que estudiado que en los países socialistas como Cuba, la exYugoslavia, la RDA, etc. la tasa de delicuencia bajó a niveles insospechados. Todo el que viaja al país caribeño, aun con sus errores como comunidad humana que es, lo dice: la tranquilidad, la serenidad, la cordialidad que se vive allí no admite comparación con ningún otro país del mundo. Lo dicen hasta los detractores del socialismo.

Pero no pedimos tanto en la Canarias del s. XXI. Sólo que los ejemplos de nuestros empresarios y políticos corruptos e indecentes con salmón o sin él nos abandonen para siempre, que el chulo del barrio deje de ser condecorado y que el padre y el maestro vuelvan a ser la figura admirada, respetada y querida pero no por dar “un cachete a tiempo” sino porque incluso sancionando lo hacía con inteligencia, sabiduría y ternura.

Eso no lo enseñan ni el Capitalismo ni la Iglesia de Rouco Varela.

Rubén Alemán

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