Todo esto en tan solo unos días, y sin toparnos con la Iglesia más allá de este llamamiento del Obispado Nivariense reclamando al cura de San Juan de la Rambla que “deponga su actitud”, que lo tienen rodeado desde que descubrieron que, además de presbítero de la Iglesia Católica es obispo de la Iglesia Antigua de Colombia. Cosas que sólo pueden pasar en Canarias. Como tener un alcalde de Santa Cruz de Tenerife que, conocedor de los nuevos papeles patrimoniales sobre la playa de Las Teresitas proclama urbi et orbi que cree en “la inocencia de Zerolo”, su antecesor en el cargo. Hay cosas que no puede ser y, además, son imposibles. Si se tiene la certeza de que las autoridades que le precedieron en el uso de la poltrona sabían a ciencia cierta que habían pagado por una propiedad que era de la institución que pagaba, no puede añadirse a continuación que su máximo responsable es inocente. No coneja, no. Como no conejan y ya superan el surrealismo mágico las idas y venidas del alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, en torno a la declaración de zonas de especial afluencia turística (y comercial) que habrán de abrir los domingos. Ahora dice que es una pena que no se incluya al Centro Comercial El Muelle, cuando ni siquiera lo ha solicitad por el conducto reglamentario a la Dirección General de Comercio, cuyo titular, Gustavo Matos, ya ha dicho que estará encantado de aceptar esa pretensión, pero hay que mojarse y pedirlo, aunque se enfade El Corte Inglés.