Así las cosas, el PSOE de José Miguel Pérez vuelve a tener varias vías de agua de considerables dimensiones. La más grave, desde luego, vuelve a ser la de Tenerife, donde no hay manera de resolver los viejos conflictos. Si el secretario general creyó alguna vez que expulsando a los de Santiago Pérez y colocando al frente del partido en la isla a un equipo reclutado por su número dos, Paco Spínola, las cosas se iban a reconducir, los hechos desde luego caminan en sentido opuesto. La Palma será la próxima y, siguiendo el ejemplo de Tacoronte y la necesidad de ejemplarizar más y más, deberá ordenar también la expulsión de la gente de Anselmo Pestana si ejecutan la censura contra González Taño en el Cabildo, lo que automáticamente habrá de traducirse en que el PSOE quedará disuelto en la isla. El Hierro no parece querer cambiar de actitud, lo que acrecentará en 2015 el cabreo de AHI dentro de CC y las exigencias de romper ya con los socialistas. El panorama se complica con la actitud combativa expresada desde la dirección regional contra el movimiento más serio surgido tras la debacle, el de Bases 2020, a cuyos miembros (entre otros el concejal no firmante de la censura de Tacoronte) se acusa sin recato de pretender conjugar el manido “quítate tú pa ponerme yo” sin analizar que se trata de un grupo que no navega en la dirección de la indisciplina, sino más bien de cambiar las cosas desde la puritísima oficialidad. Gustavo Matos y Javier Abreu, los más significados líderes del movimiento 2020 en Tenerife, ni apuestan por el PP ni están por romper con Coalición Canaria, sino más bien lo contrario. Sólo están pidiendo que el partido cambie su modelo, se abra más a la sociedad, abandone el ensimismamiento y sea capaz de transmitir a la militancia y al cuerpo electoral valores distintos a estos del navajeo que tanto daño han hecho. El “quítate tú pa ponerme yo” lo tiene José Miguel Pérez más cerca de lo que él cree y no está en Bases 2020.