Todo parece indicar que en el fondo de la crisis (y van tropecientas) que atraviesa el PSC de la principal ciudad de Canarias está la nominación de candidato a la alcaldía, el que habrá de competir con Pepa Luzardo, mira tú por dónde. Desde hacía mucho tiempo, un año o así, alguien ya había hablado con Arcadio Díaz Tejera, y Arcadio había dicho que sí pero con una serie de condiciones. La primera era la garantía a una reinserción social adecuada, para lo que era preciso salirse de la judicatura y entrar en el Consejo Consultivo, no fuera a ocurrir que al final tuviera que reincorporarse a su plaza en Soria (provincia de Soria). Jerónimo le dijo que no había problema y el PSC negoció con el Gobierno el nombramiento del hasta entonces magistrado. Luego que si el dinero, que no es lo mismo ganar lo que se gana de líder de la oposición municipal que la talegada del Consejo Consultivo. Y el PSC entonces se comprometió a abonar la diferencia. El fichaje debe merecerlo, proclamamos. Pero la última petición tiene enjundia porque se trata de que el partido en la capital grancanaria pase a estar controlado por el candidato a la alcaldía. El órdago tiene complicaciones, no se vayan a creer, porque una cosa es que el candidato no se someta a primarias y otra es que no se someta a nada y se ponga a controlar lo que a Chano tanto curro y brazos de palo le ha costado. Y a todas estas, el entonces secretario general, Pedro Cuesta, sin enterarse de las negociaciones. Ya tenemos una de las causas de la estampida.