Si no se están callados un rato no habrá manera de concentrarse. La verdad es que pensábamos que iba a bastar con la última astracanada de Abel Matutes, ministro de Exteriores con Aznar y acaudalado empresario mallorquín, que está de acuerdo con las posibles explotaciones petrolíferas en Canarias pero completamente opuesto a que se haga lo mismo cerca de Baleares porque el Mediterráneo es diferente. Pero no, en cuanto te descuidas, oye, aparecen como hongos otros bocazas, bocachanclas y enterados de la caja del agua que convierten en entretenido el análisis in extremis de la actualidad de la jornada. Empecemos con Matutes, émulo aventajado del alcalde de Toreno, ¿se acuerdan?, aquel que llamó a Soria “tonto del culo” y se quejó abruptamente de lo que le cuesta a un leonés la lejanía y la insularidad de Canarias y que a una mujer de La Gomera se le complique un parto. Matutes ha confirmado lo que todos sabíamos: que al PP le importa una higa lo que ocurra en Canarias mientras tenga perfectamente cuidados sus cercados, y Baleares es uno de sus más predilectos. Por eso a nadie extrañó que Soria se posicionara en favor de RIU en el intento del Cabildo de Gran Canaria de recuperar el palmeral y el oasis de Maspalomas en favor del uso público. El discurso de ese partido con el petróleo es el que es y no parece que haya posibilidades de cambiarlo: está estupendo en Canarias pero sería una fatalidad en el Mediterráneo. La falta de argumentación técnica y científica les lleva a soltar los disparates con los que nos obsequió el señor Matutes y que no vamos a repetir aquí porque provoca arcadas. ¿Se puede considerar godo el posicionamiento de este bocazas? Pues la verdad es que sí, y que don Pepito, supremo guardián de las esencias anticolonialistas, nos perdone por la intromisión.