El titular del Juzgado de Instrucción había rechazado días antes el recurso presentado por los abogados de la vía plateada, por lo que este lunes se procedió a la ejecución de la sentencia, lo que obligó al personal plateado a emplearse a fondo y volver a colocar ordenadores y otros artilugios tal y como estaban antes de la ocupación del suelo de Improcén. Vano intento, proclaman los testigos presenciales, porque los dispositivos no estaban conectados, había cables cortados y tirados por todas partes y se palpaba en el ambiente que alguien no había puesto las ganas que había que poner. Y claro, los abogados del demandante pidieron que en el acta del Juzgado se hiciera constar ese estado de las cosas, al tiempo que solicitaron una copia de la llave para poder acceder a los locales y se advertía de la posibilidad de que un peritaje posterior establezca el estado de las máquinas y otros efectos víctimas de mudanzas tan apresuradas. Enorme cabreo, por tanto, de la mano derecha de Suárez Gil, Pilar Alcaide, al que no le hicieron maldita gracia estas apreciaciones de la parte demandante, no tanto porque no reconociera que tenía razón, sino porque no le salían las cuentas a la hora de diseñar la estrategia para contárselo al gran jefe plateado.