La condición humana es realmente débil, como la carne. Tanto la de cerdo como la de vacuno, añadimos para completar el cuadro. Viene tal aserto a cuento por la sorpresa que nos produjo este martes la publicación en un periódico de papel de nombre Canarias7 de un artículo de Pedro Quevedo, ex jefe del Gabinete Técnico del alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, José Manuel Soria. Es Quevedo uno de los damnificados por el terremoto soriano que, además de este buen señor, se llevó por delante a personas como Jorge Batista, Natividad de Mora, Vicente Villegas, Rosi Jorge, etcétera. Quevedo salió de la Alcaldía echando fuego por la boca y contando a quien le quería escuchar anécdotas de todo tipo, de las simpáticas y de las menos simpáticas, ya saben. Además de reveladores modos de proceder del inquilino de la planta sexta del hotel de los líos dignas de un coleccionable (de papel). Pero de repente, como por arte de magia, el ex asesor soriano se ha reconvertido y ha firmado un artículo realmente memorable, de los que podrían tener cabida en la sección de contactos de los periódicos, más o menos a la altura de las especificaciones de un tal francés, que llega a ser “bebido”. Quevedo es estrecho colaborador de Jorge Rodríguez, ex concejal de Urbanismo dimitido por feos asuntos que ahora anuncia que quiere volver al terrero de la actividad política ejecutiva (ya ejerce sin cargo). Quevedo debe querer un hueco para no quedarse en la estacada y de ahí su riqui-raca bajo palio al jefe soriano. Qué se le va a hacer.