Nardy será una de las estrellas electorales o cuasi electorales de la temporada, no tengan la menor duda, y arrebatará buenas dosis de protagonismo a Lorenzo Olarte, al que hay que reconocerle que se lo curra cantidad para estar en el candelabro. Parece natural que se la pretenda Coalición Canaria, que necesita contrarrestar los ataques de Soria, que se ha propuesto cambiar el rumbo de los acontecimientos en municipios tradicionalmente nacionalistas como Telde y San Bartolomé de Tirajana. Nardy, recordemos, tiene un fuerte tirón electoral en Las Palmas de Gran Canaria, superior incluso al del alcalde, si acaso se pudieran extrapolar resultados de generales y locales. Nardy está harta de Soria y no hay que descartar que deje su acta de diputada antes de que termine el año. Una cuestión de coherencia, entendemos, porque no sería capaz de mantenerse en el machito poniendo a su presidente regional a caer de un burro un día sí y el otro también. En justa correspondencia a lo que él hace con ella, todo hay que decirlo. Una renuncia de Nardy al congreso vendría muy bien a Soria, que pediría a la siguiente en la lista, Mar Arévalo, que se agachara para que le tocara la vez a Mari Carmen Castellano, del PP de Telde, a la que el partido ha de dar una satisfacción después del feo que le han hecho (a ella y a otros y otras) con el sonoro fichaje de Paco Valido.