No había terminado de caer el último dato de la encuesta del CIS en las redacciones de los medios de comunicación canarios y ya se había armado una buena. En todos los partidos, aclaramos, empezando por el PP, donde se pusieron más contentos que unas castañuelas por el importante incremento de intención de votos que le daba esa encuesta. En Coalición Canaria refunfuñaban cantidad y descalificaron los datos, como hicieron al día siguiente, o sea, este miércoles, los más cualificados técnicos de prospección sociológica, que se pusieron a informar al respetable acerca de la ficha técnica de la encuesta del CIS. Según esa ficha técnica, los encuestadores sólo preguntaron a poco más de 500 personas en las dos capitales canarias, lo que significa que no se tuvieron en cuenta determinados factores que tanto influyen en una tierra tan llena de contrastes entre el campo y la playa, el norte y el sur, con esa ley electoral, con estanqueidades objetivas y subjetivas, y con nuestra idiosincrasia sur-sur. De ahí que pudiéramos escuchar a Eduardo González, líder de los socialistas grancanarios, comentar muerto de risa que los más beneficiados por el CIS han sido precisamente ellos. ¿Y por qué? “Hombre, porque si la encuesta está hecha sólo en Santa Cruz y en Las Palmas, donde tienen su silo de votos ATI y PP, respectivamente, y llegamos a un veintipico por ciento... que me digan dónde firmamos”.