Circula de manera frenética por las redes sociales la grabación íntegra de la conversación de la lideresa catalana del PP, Alicia Sánchez Camacho, con la ex amante del hijo de Pujol, Vicky Álvarez, en el ya famoso restaurante La Camarga. Ya saben, aquella famosa conversación, a lo largo de un exquisito almuerzo, en la que ambas damas destrozan a varios personajes de la vida pública catalana, empezando por los Pujol, a los que se llega a acusar de presuntos delitos relacionados con el blanqueo de capitales y la corrupción más rampante. A lo largo de la grabación, obtenida por El Triangle y puesta ya a disposición del juez que investiga el espionaje catalán, quedan de manifiesto algunas cosas que es conveniente, justo y necesario que se aclaren. De entrada si es o no cierto que la grabación se realizó con pleno conocimiento y autorización de la dirigente conservadora, que llegó a pactar un pellizco de 80.000 euros a cambio de retirar los cargos y renunciar a indemnizaciones civiles exigidas a la agencia de detectives implicada en el asunto. Luego, y fundamentalmente, aclarar si los hechos que se denuncian a lo largo de ese almuerzo pueden o no ser constitutivos de delito, si es o no cierto que media dirigencia política está pringada hasta las cejas en operaciones nada edificantes. Pero, especialmente, sería muy de agradecer que por parte de quien corresponda se aclare qué es eso de que la señora Sánchez Camacho tenga a un fiscal de cabecera, el que investigó el caso Palau (“Yo tengo un fiscal de confianza que es el que está llevando todo este tema del Palau”, ole) a disposición de las causas que al PP le apetezca investigar. Es conveniente, a tal fin, recordar que la conversación de referencia se produce en el año 2010, cuando el PP todavía no había accedido al Gobierno de España, y por lo tanto no había tenido la potestad de nombrar fiscal general del Estado, lo que significa que bajo un gobierno socialista ya controlaban a determinados fiscales a cargo de causas en las que andaban implicados personajes de otros partidos políticos. Si unimos esa afirmación de la lideresa a la confesión/patinazo recientemente expresada por Matilde Asian, portavoz adjunta del PP en el Congreso de los Diputados, acerca de las órdenes que cursa el Gobierno a la Fiscalía para interesar o no prisión para los imputados, nos encontramos con un potaje ciertamente inquietante. Por si eran pocos los enanos del circo, a Rajoy le crecen a porrillo también desde Cataluña.