Efectivamente. Impresionantes las imágenes distribuidas este miércoles por los medios afines al patriotismo constitucional acerca de la arriesgada y comprometida operación militar de toma del islote de Perejil y el correspondiente desalojo de los inmigrantes irregulares en ella instalados, con bandera y banda. Unas imágenes que se acercaron por momentos a la guerra de Irak (con planos con infrarojos y todo) o al desembarco en Panamá, con pasamontañas y camuflaje, además de la correspondiente música de Rambo no siento las piernas. Como los policías locales de Las Palmas de Gran Canaria cuando acuden a cerrar locales nocturnos. Sin embargo, los controladores de las imágenes patrióticas tuvieron un lapsus imperdonable al mostrar la escandalosa cercanía del islote al territorio marroquí y la no menos llamativa distancia entre la tierra reconquistada y el territorio español de Ceuta. Al final, el que más se acercó a los deseos de reconquista de Aznar fue José Miguel González, portavoz de CC en el Parlamento, que dejó dicho con antelación suficiente que el conflicto de la perejila se solucionaba por la fuerza de las armas. Y lo dijo con cara de retreta y parte, y el correspondiente taconazo y tono marcial. Y no Morales, que conste.