Amplio debate el que se ha abierto en la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias acerca de la conveniencia de contratar la realización de un curso sobre inteligencia emocional que, por lo que cuentan, debe pretender sacar lo mejor de cada uno de los operarios que trabajan en puestos como la atención del 1-1-2. El curso tiene su aquel, porque ya de por sí despierta controversia eso de la inteligencia emocional, rama del conocimiento que dice ocuparse de la parte más cercana a los sentimientos de la persona y de la potenciación de habilidades tales como el entusiasmo, la perseverancia, la empatía y la agilidad mental. Hasta el 1-1-2 ha llegado una interesante oferta firmada por Francisco Hernández Vulcan, hombre que hasta ahora creíamos vinculado al mundo del comercio, pero que ya debe haber penetrado en las cercanías de la sanidad pública posiblemente desde que su señora esposa, doña Mercedes Roldós, es la responsable de asuntos sanitarios en el Partido Popular. Partido, por cierto, del que él es asesor en estos momentos por la vía más soriana posible, después de haberlo sido -cómo no- del bravismo por las bravas. En la Dirección General la oferta pasa de mesa en mesa a ver quién es el guapo o guapa que se la lee, hace un informe y propone la contratación. Ah, el precio de la inteligencia emocional ronda los 45.000 euros por provincia.