No podemos confirmarlo del todo porque somos duros de oído, pero casi estamos seguros de que la sintonía que tiene el teléfono celular del marqués de las dunas, también conocido como Domingo González Arroyo, alcalde de La Oliva, es el No cambié de la inigualable Tamara (la ruin). Esa sintonía fue la que más sonó este miércoles en el pleno del Parlamento. Al marqués le sonaba, y el hombre, como si estuviera en una cafetería, miraba la pantallita a ver quién era y respondía como si tal cosa. Así ocurrió un par de veces ante las miradas de reproche de algunos de los diputados y la cara de vergüenza ajena de la diputada que se sienta a su lado, la también popular Consuelo Rodríguez Falero. Pero el culmen de la movilidad telefónica del marqués se produjo en una de esas ausencias de su señoría, las que aprovecha para irse a tomar un buchito a la cocina del Parlamento. El móvil sonó y sonó y sonó y tuvo que ser una ujiera la que se acercara a pulsar el botoncito de “ni estoy ni quiero contestar”.