Les suponemos al corriente del serial que está publicando en este periódico sobre el nuevo Plan General de La Laguna nuestro compañero Noé Ramón. Un nuevo planeamiento muy contestado por lo que supone, a juicio de sus críticos, de vuelta a atrás en muchos avances hasta ahora indiscutibles. La mayoría gobernante, como es menester, defiende su labor en la mayoría de los casos poniendo cara, nombre y apellidos a sus voceros, que para eso les pagan los vecinos, pero en otras utilizando cargos de confianza que, sin embargo, aparecen camuflados bajo ciertas confusas identificaciones. Por ejemplo, el autor de la página semanal que bajo el epígrafe genérico de La Laguna Agropecuaria aparece cada sábado en el Diario de Avisos es un colaborador directo del Consistorio que, según la oposición, percibe 1.000 euros al mes por sus cuatro artículos, sin contar la natural facturación que la empresa editora del periódico habrá de girar al departamento municipal correspondiente. El escribiente se llama Domingo J. Jorge, y en su última entrega del pasado sábado, en respuesta a la oposición, despliega algunas de las bondades del nuevo Plan General en relación al suelo que habrá de destinarse, tras su entrada en vigor, a parque y huerto urbanos, 12 hectáreas, y a suelo rústico, otras 300. Para reforzar sus tesis aparecen declaraciones del concejal de Urbanismo, Juan Manuel Bethencourt, cosa normal, y un presunto presidente de la Asociación de Vecinos El Monte de San Diego, Miguel Díaz, que en la actualidad no ocupa tal cargo sino el muy venerable de cargo de confianza de la mayoría gobernante en La Laguna. O sea, uno de los cuarenta (o cincuenta, según se le escapó el otro día al alcalde, Fernando Clavijo) que mantienen los vecinos rascándose el bolsillo con resignación.