Los famosos papeles secretos de Las Teresitas demuestran varias cosas muy a las claras. De entrada, que el Ayuntamiento de Miguel Zerolo compró un frente de playa que ya pertenecía a la Corporación desde 1967; segundo, que esa posesión fue ratificada por otros documentos también aparecidos ahora; tercero, que los responsables de la Gerencia de Urbanismo y el concejal del área lo sabían; cuarto, que los que tenían que registrar esa propiedad en el registro correspondiente nunca lo hicieron, y cuarto, que existió una evidente confabulación entre los mandarines municipales y la junta de compensación de Las Teresitas para que nada de eso pudiera saberse y así saliese como salió el pelotazo de esa playa. En algunas de estas afirmaciones está la clave, y se ha desvelado este martes: un cambio en los Servicios Jurídicos de la Gerencia de Urbanismo ha permitido que esos documentos vieran la luz ahora. Una nueva letrada, responsable del departamento, sin contaminar, sin deudas pendientes con nadie y con una preparación jurídica a prueba de bombas se puso a investigar en el expediente y dio con los papeles que nadie antes quiso encontrar. Ésa es la razón, y no la conspiranoica, de que se hablara tanto de esos papeles y nadie diera señales concretas de su existencia. Han aparecido ahora sencillamente porque nadie los había buscado y porque los que estaban antes no se tomaron la menor molestia por hacerlos aflorar. Sino más bien todo lo contrario, por lo que cabe colegir. Ahora bien, el cacareo es libre.