Otro pésimo día para sacar el ventilador. El Partido Popular de Canarias no acierta ni cuando se equivoca, ni cuando manipula la realidad para acomodarla a su particular visión de la política rastrera, la que por otra parte le ha proporcionado estas últimas décadas una buena cosecha de votos. La algarada, los excesos verbales, la demagogia más ramplona y las acusaciones delictivas a los adversarios políticos (“dales caña, Aznar, dales caña”) embelesan al público, seguramente, pero no hacen otra cosa que contribuir a empuercar la política. Este miércoles volvieron sus señorías populares a soltar los rayos y las centellas en el Parlamento regional a cuenta de los fondos del Plan Integral de Empleo (PIEC) que se empeñan en demonizar para poder justificar el brutal destrozo que sobre ellos ha hecho el Gobierno de su Mariano Rajoy. Les ha dado igual descubrir que no les acompañan ni los números ni la letra y el espíritu de ese instrumento de lucha contra el desempleo: se han detenido en dos o tres anécdotas sabrosas que puedan aventarse ante el público y colocar a los actuales gestores como unos irresponsables derrochadores. Lo advertíamos ayer en esta misma sección y han insistido en la insidia. Los datos, como decíamos, no les acompañan porque, siendo cierto que se han invertido elevadas sumas de dinero en remodelar y mejorar las oficinas de atención al público del Servicio Canario de Empleo, es igualmente cierto que ésa de la inversión en infraestructuras es, junto a la formación y las políticas activas una de las tres patas del PIEC. Cierto es que en las oficinas centrales se invirtieron 800 euros en una ventana que se activa con mando a distancia, pero no ha sido para hacer más lujurioso el tránsito por esas dependencias de las autoridades, sino porque la apertura y cierre no están al alcance de un humano. Siendo verdad como es que la remodelación de una oficina del SCE costó más de 500.000 euros, tan verdad es que las obras se proyectaron y se sacaron a concurso como manda la ley. Pero lo mejor de todo (o lo peor para el PP) es que todas esas obras que se tratan de convertir en pedradas contra el Gobierno canario, han sido fiscalizadas reglamentariamente y reglamentariamente bendecidas por el Ministerio de Empleo, sí, el de la señora Báñez, del Partido Popular. Todo ello el mismo día en que Telde volvió a ser una pésima noticia para la corrupción.