Los miércoles también suceden milagros. El jefe de la demarcación de Costas de Las Palmas, Rafael López Orive, despertó esta semana de su dilatado letargo y desplazóse venturoso hasta el lejano San Agustín para proceder al precinto de las obras que se acometen en lo que antiguamente fuera el Beach Club. Los veraneantes de la zona, que llevan meneándose muchos meses, ya han conseguido uno de sus objetivos, que Costas diera señales de vida, aunque no fuera necesariamente inteligente. Acompañados de la Guardia Civil, funcionarios de ese departamento se personaron allí y, al no poder entrar en la obra, llenaron todo aquello de pegatinas de precinto por invadir las obras zonas de servidumbre de paso. Ahora están todos a la espera de que actúe la Consejería de Política Territorial, que también tiene una denuncia por invasión de la servidumbre de protección, y a la que en ocasiones le ataca también el paralís.