Nada les vamos a contar aquí de los efectos del temporal sobre la agricultura, las vías y obras, la charca de Maspalomas, los barrancos y el 1-1-2. El viento y la lluvia han dado lugar a otros efectos, como ustedes saben, relacionados con las comunicaciones interinsulares y, por ende, con las relaciones institucionales. Por ejemplo, el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, José Manuel Soria, tuvo que suspender este martes una visita de Estado a un polideportivo, y el sindicato Intersindical Canaria una rueda de prensa sobre acoso laboral en una importante empresa de construcción, FCC. Pero las consecuencias institucionales ya se empezaron a notar la noche de este lunes en el hotel Santa Catalina, donde se celebraba la cena de Navidad del presidente del Gobierno con los medios de comunicación. El salón presentaba un aspecto cuasi desangelado por la ausencia de medio Gobierno, que no pudo llegar a Gran Canaria porque el fast-ferry tuvo que dar la vuelta justo cuando llegaba al puerto de Las Nieves, cerrado por las pésimas condiciones climatológicas. De este modo, los comensales no pudieron disfrutar de la presencia, entre otros, del vicepresidente del Gobierno, Adán Martín, los consejeros Rodríguez Zaragoza, Rafael Díaz, Castro Cordobez... o el portavoz del Ejecutivo, Pedro Quevedo. Pero resultó muy entretenido y distendido el encuentro, no por las ausencias (malpensados), sino quizá porque una cena relaja más que un almuerzo y porque también el presidente estaba especialmente comunicativo. Para este martes, el clima impidió también que el presidente acudiera a la comida de hermandad entre las dos cámaras de comercio canarias y a la cena del 30 aniversario de Loro Parque. Para una vez que la vía plateada monta un tinglado tan llamativo (la Cámara estuvo casi cerrada por traslado de todo el personal a la isla hermana de enfrente) va la climatología y jeringa el abrazo del zorro. No hay derecho a esto del temporal.