María Dolores de Cospedal ha creado escuela. Su explicación modelo Cantinflas sobre la indemnización de Luis Bárcenas, alias el cabrón, ya se ha forjado un hueco insustituible en los anales de las grandes trolas políticas de la humanidad. Este lunes, en el Congreso de los Diputados, hemos descubierto a una alumna muy aventajada, la secretaria de Estado de Empleo, Engracia Hidalgo. Preguntada por el PSOE e Izquierda Plural (Nueva Canarias-Coalición Canaria no estaba, aunque se le esperaba), por la desaparición, entre otros, del Plan Integral de Empleo para Canarias, la secretaria de Estado dijo esto: “Si mantuviéramos esa dualidad estaríamos repartiendo por un lado fondos en base a la evaluación que se hiciera en la Conferencia Sectorial, pero habría otro conjunto de actuaciones muy grande al margen de la conferencia y que no estarían sometidas a evaluación, y si nos creemos el modelo debemos hacerlo en su totalidad y dotarlo de racionalidad y coherencia”. Esto viene a significar, por lo que cabe deducir de tan profundo discurso, que el Gobierno de España se carga los fondos para políticas activas de empleo porque los va a conceder directamente, sin pasar por las autonomías. Porque, que sepamos, no existían dos tipos de fondos que llegaran a Canarias, por poner nuestro caso, por la vía del PIEC y por la vía del Ministerio de la famosa señora Báñez. Si fuera verdad lo dicho por esta secretaria de Estado, que debe absorber mucha sabiduría de la ministra que tiene, esos fondos, históricamente transferidos a las autonomías, los va a controlar a partir de ahora papá Estado. Y cuando decimos controlar queremos decir repartir, adjudicar, y cuando leemos “evaluar” debemos entender que Madrid va a comprobar si los desempleados que han accedido a cursos de formación en Valle Gran Rey, pongamos por caso, tendrán que pasar un examen en la Dirección Insular de la Administración del Estado, ante Luz Reverón, y demostrar que han aprendido Word y Excel. O lo que viene siendo una seba que te araña cuando el mar te revuelca.