El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Revista navideña de prensa
Se acabaron las contemplaciones y el buen rollito por Navidad. Los periódicos de Canarias no han dado tregua a sus lectores y no se han esperado al Año Nuevo para sacar su artillería pesada sin la menor concesión al evidente descenso de circulación y tráfico que todos los medios sufrimos por estas fechas. El domingo se batieron todos los récords de bochorno político en la entrevista que El Día hizo al diputado herreño por el tercio de Tenerife Manuel Fernández, que alcanzó la gloria en varias ocasiones a lo largo de una carrera política a la que él mismo acaba de poner fin para dedicarse en exclusiva al grupo Anfi del Mar, sección noruega. Ese mismo día, La Provincia ofrecía una entrevista a José Manuel Soria que volvía a mostrar con toda su crudeza de qué pasta está hecho el ministro de Industria, Energía y Turismo al que, este mismo lunes, sin mayores miramientos, el periódico Canarias7 arreaba una inclemente ensalada de hostias en un editorial sin parangón en esa casa. Conviene empezar por El Día, no solo por una cuestión cronológica, sino porque ese periódico merece algunas consideraciones críticas que tienen mucho que ver con el cambio de rumbo que ha experimentado desde que abandonó el puente de mando, por motivos exclusivamente vitales, quien fuera su líder para lo bueno y lo malo, José Rodríguez Ramírez. Ya no se proclama la independencia de Canarias un día sí y el otro también; ni se pone fecha a la formación de la República de Canarias sin (Gran) Canaria; ni se jerarquiza la importancia de cada isla por su tamaño o por sus playas, secarrales y frondosos bosques. Las primeras planas del periódico de la familia Rodríguez apuntan hacia la modalidad más friky del portadismo, lo que se convierte en todo un atrevimiento si se tiene en cuenta la pirámide de edad que conforman sus lectores y las inquietudes que en gran medida les hacen correr al quiosco cada mañana. Sin abandonar algunas trincheras tradicionales, como la lucha a brazo partido contra Paulino Rivero, que también anunciaba este fin de semana su retirada, El Día prefiere ahora la mezcolanza entre lo pueblerino y lo sublime para presentar una oferta ciertamente ecléctica que le está provocando una acentuada caída en ventas, superior incluso a la que sufren sus más directos competidores en el papel. Sin embargo, conserva mucha calidad gracias a algunos de sus periodistas, como el que cada domingo hace unas magistrales entrevistas a personajes de la vida pública canaria. Se llama Álvaro Morales, y lo que consiguió sacarle a Manolo Fernández es digno de encomio.
Irrefrenable Manolo Fernández
Es cierto que basta con azuzar un poco a Manolo Fernández, ex secretario general del PP canario, para conseguir que diga las mayores burradas jamás pronunciadas por un político en activo. Todavía en activo. Puede ser por su demostrada incompetencia verbal, por su escasa cintura o, sencillamente, porque es de los que se cae para adelante y come hierba. Bruto y primario siempre ha sido, y las hemerotecas están plagadas en todos sus soportes de ejemplos memorables que ocuparían mucho espacio aquí rememorar. Su traducción natural de los argumentarios del PP convierten su discurso en una auténtica aberración política, y la entrevista de este domingo no iba a ser menos. Veamos algunos ejemplos: “España se ha empobrecido, pero no por el PP, sino por los 3,5 millones de parados que creó el PSOE en tres años”, respondía Fernández a la pregunta del periodista sobre el empobrecimiento de la clase media y la precarización del empleo. Pero ¿ha hecho o no ha hecho recortes el PP?: “No ha habido recortes. Lo que pasa es que lo recaudado por impuestos ha bajado y, por la ley de financiación de Zapatero, baja el reparto”. Sublime, apoteósico. Entonces, ¿qué ha hecho mal el PP? Muy sencillo, “no comunicar más”. Menos mal, oye. ¿Incumplirá más cosas? “Sólo lo de los impuestos”. Oiga, señor Fernández, que Cáritas alerta de que la crisis deja a los ricos más ricos y muchísimos más pobres. Pues “a mí no me preocupa que se hagan más ricos”, contestó escuetamente sin detenerse en la segunda parte de la cuestión.
Perder un ojo: como cuando te llueve encima
Las respuestas de Manolo Fernández están plagadas de desprecio absoluto a la inteligencia, evidentemente a la ajena, sobre todo cuando se trata de aplicar los preceptos del PP con la visión que este herreño tiene de la política y de las clases sociales. Por la polémica en torno a la ley del aborto transita de puntillas, pero se remanga de lo lindo ante la nueva ley de seguridad ciudadana. Cuando el periodista le pregunta si la “ley mordaza” es algo liberal, su respuesta no puede ser más lacónica y sugerente: “Permitirá que, cuando salga a la calle, no me tiren un palo”. Es decir, que el señor diputado y conseguidor de Anfi del Mar está preocupado por si pudiera sufrir una agresión, lo que desde luego dice mucho de la tranquilidad de su conciencia. Y al recordarle que esa seguridad en la calle ya la garantiza el Código Penal y que la nueva ley no tiene parangón en Europa, se despacha diciendo que “no se puede usar la calle para destrozarla, nos cuesta a todos” y que “en Europa no hay la agresividad que sí existe en España”. Pero aparte de disquisiciones legales y apreciaciones erróneas sobre la violencia callejera en otros países europeos (él que está tan viajado) donde Fernández se cubre de gloria es al describir lo que le pasó a una manifestante que en Barcelona perdió un ojo en una manifestación por un pelotazo de la policía: “Pasó por allí y le tocó, como si pasas por una calle en la que llueve y te mojas”. Es una pena que un cacho de carne de este calibre se retire de la política.
Solidaridad entre imputados
La entrevista dominical que dedicó La Provincia a José Manuel Soria es muy diferente. El ministro se maneja a la perfección en el charco de las medias verdades y las mentiras absolutas. Ya comentábamos ayer aquí mismo sus respuestas acerca de las prospecciones petrolíferas, que él se anota como logro a su favor a pesar del desgaste para el Partido Popular que están reflejando las encuestas. Pero esas declaraciones tuvieron otros aspectos que conviene resaltar hoy aquí porque tienen mucho que ver con lo que comentaremos un poco más abajo sobre el editorial de este lunes de Canarias7. Soria arremete con cierta sutileza –no mucha, tampoco se vayan a creer- contra el juez César Romero Pamparacuatro, al que acusa, sin mencionarlo, de una instrucción del caso Corredor que tacha directamente de antidemocrática. Y lo hace basándose en una información incorrecta, la de un largo periodo de intervenciones telefónicas, a sabiendas de que nada de eso fue así: “Que se tenga pinchado un teléfono, si se confirma, durante todo ese tiempo [sin precisar] me parece una barbaridad en democracia; me parece que atenta directamente contra la libertad de las personas, sean quienes sean”. Por supuesto, se refiere a la intervención del teléfono móvil de Fernando Clavijo, que estuvo pinchado por orden judicial y con conocimiento de la Fiscalía Anticorrupción, por un periodo no superior a nueve meses. Él sabe perfectamente lo ocurrido, que para eso tiene a unos cuantos sabuesos informándole de lo que ocurre dentro de la Policía, y sabe que de haber sido incorrecta la intervención, no se hubiera podido llevar a cabo. De lo que se trata es de proteger al candidato de Coalición Canaria para que ese partido no lo cambie antes de mayo, porque sólo con Clavijo Soria tiene garantizado un pacto con presencia del Partido Popular, el asunto que le llevó a echarse al monte cuando vio que Paulino Rivero lo dejaba en la estacada en mayo de 2011 al firmar un acuerdo con el PSOE.
La regeneración, para más adelante
Soria se desvive por la permanencia de Fernando Clavijo al frente de la candidatura de Coalición Canaria, y para ello no duda en relacionar la instrucción del juez Pamparacuatro con una suerte de conspiración interna en el partido del alcalde de La Laguna. Su respeto por el Poder Judicial es similar al que ha demostrado por el Poder Legislativo, solo que en el primero de los casos su recurrente llamamiento al respeto a los jueces y a los procesos judiciales choca frontalmente con apreciaciones como las vertidas en defensa de la inocencia de su candidato nacionalista favorito. “Si los partidos políticos tomaran la decisión de que cualquier persona imputada no fuera en las listas, significaría que el mero ejercicio de imputar a una persona por parte de un juez ya la estaría invalidando, y eso es profundamente injusto”, proclamó, para añadir que él mismo conoce “a muchas personas que en política han estado imputadas y finalmente se ha producido el archivo de la causa. Yo mismo he estado en esa situación y creo que habría sido profundamente injusto”. Con la habilidad de costumbre, Soria fía exclusivamente a la catalogación que hagan los jueces el comportamiento que los cargos públicos deben observar. Y si bien es cierto que a él se le archivó la causa del salmón, para el común de los mortales que conocieron aquellos episodios, allí hubo tomate, y del bueno. Como el que hay en el caso Corredor por mucho que los defensores de la candidatura de Clavijo quieran minimizarlo. Ningún candidato que haya pretendido erigirse en el de la regeneración política puede presentarse ante sus electores tras haber protagonizado hechos como los que cometió el alcalde de La Laguna, por mucho que por defectos formales o falta de pruebas legales, puedan acabar en archivo. Como ocurrió con el caso Salmón, que se archivó porque una magistrada concluyó que aquel jet iba a volar a Salzburgo y a Noruega aunque a bordo no hubieran estado Soria y parte de su familia en el tiempo en el que hoy ministro tramitaba un expediente urbanístico colosal al dueño del avión en el Cabildo de Gran Canaria.
Duro editorial de ‘Canarias7’
A las entrevistas de Manolo Fernández y José Manuel Soria en El Día y La Provincia, publicadas ambas este domingo, siguió el lunes el más duro editorial que Canarias7 haya dedicado jamás al ministro canario de Industria, Energía y Turismo. El periódico de Inforcasa, al que Soria debe, entre otras muchas cosas, su salto del anonimato a la primera línea política a mediados de los 90, se ha hartado de las confabulaciones de Soria, de sus presiones, sus injerencias y sus amenazas, y le ha llamado mentiroso sin remilgos. La mentira es uno de los pocos comportamientos detestables en un político que no está contemplado en el Código Penal, pero sin embargo se trata de algo que los electores digieren incluso peor que la corrupción. El ejemplo más cercano lo podemos encontrar (y perdón por lo de podemos) en el presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, quien para tapar sus escapadas a Tenerife para ver a su novia a costa de los presupuestos del Senado, ofreció cinco versiones consecutivas, cada cual más falsa que la anterior. Su carrera política podría acabar no por el evidente mal uso de los fondos públicos, sino por su bochornosa manera de ocultarlo. A Soria le pasa un tanto de lo mismo. Desde que le cogimos la matrícula, este periódico ha insistido en su querencia constante a la mentira, al sofisma revestido de amplias solemnidades; es un experto en presentar con muchos palabros y pretensiones pedagógicas lo que en realidad es una sucesión interminable de mentiras. Canarias7 no se corta un pelo y ya desde el título de su editorial (“Frente a las mentiras de Soria”) lo retrata cruelmente. Al periódico que dirige Francisco Suárez Álamo le ha indignado la salida de pata de banco que tuvo el presidente del PP canario tras la ruptura de unas relaciones que ya venían renqueando desde hace unos años. Soria ha acusado a Inforcasa de estar “con la soga al cuello” y de salvar su cuenta de resultados gracias a Videoreport Canarias, la compañía de la que es principal accionista y que es la concesionaria de los servicios técnicos y humanos de los informativos de la Televisión Canaria. Esa intromisión en la vida interna de una empresa, cometida por quien se declara liberal desde que se levanta hasta que se acuesta, ha sentado muy mal en el diario y este editorial es la prueba evidente de que la ruptura tiene una complicada recomposición.
Amplio relato de indecencias
Hasta ahora, Inforcasa se había limitado a publicar artículos de opinión de sus directivos y de alguno de sus colaboradores, y se tomó su tiempo para contestar formalmente a Soria sus arremetidas, fruto de un desacuerdo cuyas razones no estamos en condiciones de descifrar sin equivocarnos. El editorial de este lunes se ha hecho esperar porque, como es norma en esa casa, una andanada así se sopesa, se somete a los letrados que se ocupan de las debidas prevenciones legales y se elabora cuidando el daño exacto que se quiere inferir. Y a Soria este artículo tiene que haberle causado un notable daño por haberlo colocado no ya frente a una ciudadanía y un electorado sabedor de sus andanzas y de su carácter altanero y soberbio, sino frente a su propio partido, donde hace tiempo que suenan voces (todavía con sordina) contrarias a los modales con los que se ha conducido el ministro desde que decidió iniciar una cruzada personal contra su propia tierra. Además de su empeño personal en favor de las prospecciones petrolíferas, que está provocando un profundo desgaste electoral en Canarias y algún que otro cisma en otras regiones españolas, Canarias7 ha recordado otros atropellos sorianos de esta última etapa de su carrera política, como su desprecio a la carretera de La Aldea, el incumplimiento de los preceptos del REF, su posicionamiento en favor de RIU en el asunto del Oasis de Maspalomas, su boicot a las renovables o su “cuota de responsabilidad” en “el desaguisado de la Biblioteca Pública del Estado, que se levantó porque en su mandato como alcalde aquel expediente se tramitó deprisa y corriendo, y como señalan los jueces –esos a los que le gusta cuestionar- entrando de manera manifiesta en el terreno de la ilegalidad”. Porque por reprocharle, Inforcasa incluso le reprocha que en su entrevista del día anterior en La Provincia, el ministro canario cuestionara la instrucción del juez César Romero Pamparacuatro del caso Corredor, donde aparece como encartado el alcalde de La Laguna y candidato de CC a sellar un hipotético pacto de gobierno con el Partido Popular de Canarias. La presumible vuelta de Soria a Canarias está todavía pendiente de que Rajoy termine de deshojar la margarita, pero de producirse, nada volverá a ser como antes porque ya no contará con todos los medios informativos necesarios para que el palio pueda cubrir sus inmundicias.
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