Hasta el ataque a Nardy Barrios desde su propio martido (manda Trillos) tiene que ver con la cárcel de Guía. O de Gran Canaria, para ir siendo más precisos, o menos, según se mire. Nardy metió el hocico en la operación y no gustó nada a los hombres de la familia, que andaban tejiendo su estrategia cuando apareció la diputada, larán-larán-larito, haciendo valer sus intereses y su condición de parlamentaria y cuasi contacto pepero en Madrid. Nada les vamos a revelar de nuevo si les decimos que a Nardy le interesaba mucho resolver el asunto de la cárcel por motivos varios, entre otros porque, según dice ella, Bañolas le pidió agua por señas. Y lo acompañó al Ministerio del Interior y todo, donde sólo la recibieron a ella mientras Bañolas hacía antesala con cara de pocos amigos. Y un mosqueo del quince. Dos días más tarde acudieron al mismo ministerio otros dos dirigentes peperos, que señalaron con el dedo los terrenos de Félix Santiago a sabiendas de la pelotera. Y menuda pelotera.