Mucho nervio y crujir de dientes, incluso allende los fiordos, cada vez que osamos comentar con ustedes algunas de las grandiosas cosas que ocurren en la nueva UD Las Palmas, y muy especialmente en el entorno del inspector Tower, director de fútbol de la cosa-cosae. Se nos han tirado al cuello por la existencia de una carta en la que se le agradecen los servicios prestados, de forma que la dicha carta parece ser toda la prueba existente para sostener y no enmendar que el hombre no fue marchado de la Escuela de Entrenadores. Debemos recordar que el agradecimiento es norma en cualquier destitución, fulminante o no, desde los tiempos del caudillo y sus irreductibles motoristas, que lo mismo llevaban el cese de un ministro que de un secretario local del Movimiento. Elogiamos a Torres por su capacidad de reacción ante sus autorizados portavoces. Pero lo que es, es, y lo demás es artículo de alta joyería. Y de la calle Triana, por más señas.