Soria, su hermano Luis y su tío Antonio López estuvieron también revoloteando alrededor de una operación gravemente lesiva para la Comunidad Autónoma de Canarias, el famoso caso Tebeto: el empresario Rafael Bittini, estos días juzgados por fraude a la Hacienda Pública, pretendió mamarse (perdonen, pero es el verbo más adecuado) más de 100 millones de euros por los derechos de explotación de aquella montaña majorera sin haber movido una sola piedra. Le bastaba a Bittini con rescatar un permiso de explotación de la década de los ochenta y dejar que en la Consejería de Industria, en manos de Luis Soria, el rey del bidé, decayera la anulación de la explotación minera de piedra de traquita precisamente por no haberla tocado. Por si no lo recuerdan ustedes ni el señor ministro, aquello acabó con Paulino Rivero retirando a su vicepresidente y consejero de Hacienda, un tal José Manuel Soria, todas las competencias en este asunto tras detectar que el muy flojo estaba haciendo todo lo posible por pagarle a Bittini sin luchar la cosa mínimamente en los tribunales. Asumiendo las tesis de Paquita Luengo, hoy consejera de un gobierno presidido por el mismo Rivero, el presidente llevó el asunto al Tribunal Supremo que, efectivamente, anuló una sentencia muy sandunguera dictada por el magistrado Gómez Cáceres, que se basó en la tasación que hizo el tío de los Soria, Antonio López, para otorgar al empresario Bittini los 102 millones de indemnización. ¿Soria hablando de cláusulas abusivas? Sale p'allá.