El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Tavío lo intenta
La corriente a favor del PP tiene de poderosa lo que tiene de poderosa; es decir, que no llega a todas las esquinas de la reserva espiritual del patriotismo constitucional, por mucho que algunos quieran. En el caso de Canarias, el invento funciona bien en Gran Canaria gracias al tirón electoral de José Manuel Soria, al que sus votantes conocen poco, por desgracia. En otras islas la cosa es totalmente diferente, con las pequeñas y muy locales excepciones que protagonizan personajes como Domingo González Arroyo, alcalde de La Oliva y marqués de las dunas de Corralejo, que viene a ser un calco del fenómeno Soriano, pero con más escándalos urbanísticos. En Tenerife, donde se suponía que el PP tenía un caldo de cultivo indiscutible, la cosa no funciona como querría Génova 13, sede central del pepeísmo patriótico. Si Gran Canaria ha sufrido catarsis en el PP, lo de Tenerife es la revolución de Pancho Villa. Los resultados obtenidos en aquellos tiempos de Bravo de Laguna no se han vuelto a repetir y van camino de pasar a la historia y ser analizados en su momento con Carbono 14. Suele ocurrir cuando pones al frente de un invento, sea un partido o una asociación de vecinos, a personalidades como Paco de la Barreda, de profesión sus querellas, que se ocupó eficazmente de dinamitar la organización por dentro hasta dejarla hecha un erial.
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