El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Televisión Canaria: la que se avecina
A la hora en que usted está leyendo esto puede que el consejo rector de la Radiotelevisión Canaria ya haya adjudicado por el conducto reglamentario los programas con los que la cadena pública obsequiará a sus sufridos telespectadores esta próxima temporada. Si nos atenemos a las promesas lanzadas el día de su toma de posesión -con posterior vino español- del actual presidente de la cosa, Santi Negrín, deberíamos asistir a toda una revolución en la manera de diseñar una parrilla de una cadena pública. Tendrían que ofrecernos programas de clara vocación de servicio público que atiendan a las premisas de formar, informar y entretener y a la variable económica y de protección y fomento de la industria audiovisual canaria, algunos de los principios inspiradores del invento. Una programación destinada a vertebrar Canarias a través de la información y la divulgación, a través del conocimiento y la cultura, a través de la creación y las inquietudes de sus habitantes. Eso cabría esperar, sobre todo después de que el Parlamento instara al Gobierno a inyectar más presupuesto y éste, tras tomarse su tiempo, haya accedido no sin antes cumplirse la imposición del presidente Clavijo de que los suyos metieran mano en esa casa de locos.
Sin embargo, es más que probable que nos encontremos con una programación a la altura del disparate en que se ha convertido la Radiotelevisión Canaria desde que los nuevos tiempos de Coalición Canaria asaltaron el poder al grito de “¡muerte al Paulinato!”, creyendo sus ejecutores que cualquier cosa que hicieran mejoraría la etapa del defenestrado Willy García, el último director general. Los han hecho buenos, como se puede apreciar en la presente gráfica: en las audiencias, en la gestión, en el funcionamiento de su consejo rector, en la credibilidad del medio y en el estrangulamiento que ha sufrido la industria audiovisual estos últimos quince meses.
Nos encontraremos, seguramente, con una parrilla diseñada al gusto de los amigos del Clavijismo, los que durante los años del Paulinato vociferaron a los cuatro vientos que aquella televisión era un desastre de vicio y corrupción y que había que dejarlos a ellos hacer lo que ahora han hecho. Veremos cómo se resuelve la frenética búsqueda de Enrique Hernandis (Mediareport) de marcas blancas con las que presentar ofertas que permitan diluir en el listado de agraciados la repetición de sus adjudicaciones. Veremos en qué queda la influencia del consejero Alberto Padrón (Partido Popular), más conocido como Carpanta por su tendencia irrefrenable al canapé, en sus gestiones para que se tenga en cuenta la “propuesta global” que ha presentado su patrocinado (y de Soria) Nacho Brea. Veremos cómo los nuevos mandarines televisivos protegen, hasta el límite mismo del ridículo al programa Noche de Taifas, particularmente por su presentador, Elvis Sanfiel, amigo íntimo del alcalde-presidente. Veremos cómo suprimen de la parrilla de la tele pública el único programa de entretenimiento ampliamente seguido por la audiencia, En Clave de Ja, que desaparecerá en las próximas semanas desarticulando un amplio equipo de profesionales que giraban por todo el Archipiélago con una exitosa fórmula.
38.000 euros por debate político
Veremos regresar a la programación los espacios de debate político con unos presupuestos que hacen sospechar que con ellos se pretende crear un fondo de reptiles del que puedan cobrar suculentas sumas los periodistas del régimen. A ver si no cómo se van a gastar 38.000 euros por programa de tertulia periodística con una producción de no más de un plató, seis cámaras y tres redactores, como mucho.
Fracasado el intento de control y enderezamiento del ente, encargado hace unos meses por el alcalde-presidente a José Miguel Ruano, que destacó en la casa a su hombre de confianza Paco Martín, la encomienda se ha dirigido ahora al viceconsejero de Comunicación, José Luis Méndez, que se la ha tomado muy en serio. Tras el nombramiento de la periodista Daida Rodríguez como comisaria política encargada de que el alcalde-presidente salga en todos los bloques del Telenoticias (incluyendo el de Deportes), los esfuerzos se dirigen ahora a empezar a diseñar las bases por las que se regirá el contrato más goloso del mundillo audiovisual canario (y parte del extranjero): el de provisión de servicios informativos. Surtido ahora con un presupuesto de 18 millones de euros al año, es muy posible que los nuevos mandarines se estén planteando seriamente volver a la fórmula Socater, consistente en que la empresa adjudicataria no sólo se ocupe del suministro profesional y técnico de los servicios informativos, sino que también sea la responsable de los contenidos de entretenimiento y la explotación publicitaria. Es decir, toda la tele menos la plantilla básica de directivos y editores. Habrá cachetadas.
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