La verdad es que en estas intrincadas y turbulentas aguas del urbanismo -y especialmente el que tiene que ver con lo municipal- le pueden dar a uno gato por liebre a poco que se descuide. La última tendencia de la temporada otoño-invierno se sitúa en los “errores materiales”, en los “errores de planimetría” y en la “mayor garantía de seguridad jurídica” del administrado. Puestos así, al periodista en cuestión no le queda más remedio inicialmente que confiar en el buen gestor público y tragarse con buen talante la explicación. Ya han visto en qué se han convertido los errores técnicos y de planimetría detectados en el edificio Valdemar, de la playa de Las Canteras: exactamente en una licencia dada de modo absolutamente ilegal y en una auténtica constatación de que al grupo que gobierna en Las Palmas de Gran Canaria le encanta agradar a según qué contribuyentes. En Telde, mientras tanto, el Ayuntamiento suspende sorpresivamente la subasta de una parcela que ha levantado una enorme polvareda, la situada en el pago conocido como La Mareta, de una superficie de 39.000 metros cuadrados, supuestamente destinada a un hotel, un aparcamiento, un hogar de mayores y, cómo no, un centro comercial. La parcela, para que comprendamos completamente la historia, está situada exactamente junto a Alcampo, un hipermercado que, como todo el mundo recuerda, entró en Telde con calzador. Pues con Alcampo ha topado el ilustre consistorio. O el segundo con el primero. Y con las alturas.