Y lo hace de la mano de su máximo representante, Chano Franquis, que parece quemado de la aventura empresarial que emprendiera hace poco menos de dos años de la mano del ciudadano Croqueta, a la sazón propietario de una red de piscolabis y de algunos medios de comunicación, cada vez menos. Pues bien, Chano ha regresado a casa después de dejar el Partido Socialista en Las Palmas en manos de Pedro Cuesta, profesor de Universidad y hombre de honrosas intenciones que probablemente habrían prosperado en cualquier otro sitio no intoxicado de tanto franquismo. Cuesta, como saben, dimitió hace unas semanas harto de que no le dieran capacidad de maniobra alguna, y se ha tomado medio verano para pensar qué hace. Chano, mientras, ha aprovechado para dejarse caer por la Agrupación Socialista de Las Palmas cada viernes a impartir doctrina aprovechando que la gestora que preside el histórico Alfredo Herrera Piqué no tiene inconveniente alguno en que regrese. Faltaría más.