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Sobre este blog

Empecé a leer cómics a la misma vez que aprendí  a leer y, desde entonces, no he parado de hacerlo. En todas estas décadas he leído cómics buenos, regulares y no tan buenos, pero siempre he creído que el lenguaje secuencial es la mejor -y más idónea- puerta de entrada para leer tanto letras como imágenes. Ahora leo más cómics digitales que físicos, pero el formato me sigue pareciendo igualmente válido y sigo considerando el cómic un arte.

EL HOLOCAUSTO EN EL NOVENO ARTE.

Hablar del Holocausto o de llamada la solución final en el mundo del cómic es hablar de Maus: A Survivor's Tale, relato gráfico escrito y dibujado por Art Spiegelman. Maus: A Survivor's Tale, obra que recibió el premio Pulitzer en 1992, no es solamente la crónica de un superviviente del campo de exterminio de Auschwitz II-Birkenau, Vladek Spiegelman, padre del dibujante, sino un retrato de las complicadas relaciones entre los miembros de una familia que, como sucedió con la familia de Spiegelman, sufrieron la persecución por parte de las huestes del partido nacionalsocialista.

Además, el carácter de fábula que comporta el hecho de que los protagonistas sean animales que escenifican comportamientos humanos -los judíos son presentados como ratones, mientras que los nazis son gatos y los polacos no judíos, cerdos- supone uno de los mayores aciertos del autor al lograr que el lector identifique, de manera simple, el papel de quienes protagonizan la intensa y descarnada obra de Art Spiegelman.

Otra de las obras que habla del exterminio del pueblo judío es Judenhass, escrita, dibujada, entintada y con portada de Dave Sim -autor conocido por su obra Cerebus the Aardvark. Judenhass, palabra que significa odio hacía los judíos o antisemitismo, recorre en sus páginas una serie de textos y/o declaraciones de personajes célebres de la historia contemporánea contra el pueblo judío mientras el autor muestra las condiciones insalubres e inhumanas de quienes vivieron y murieron en los campos de exterminio que organizó el nacionalsocialismo alemán, para acabar con quienes consideraban que formaban parte de una raza inferior.

À l'ombre du convoi, historia gráfica en dos tomos (Le Poids du passé, y L’Espoir d’un lendemain) obra de Kid Toussaint y José-Maria Beroy, publicada por la editorial francesa Casterman es también una buena muestra de la locura colectiva que se extendió por Alemania, después de la llegada al poder del canciller Adolf Hitler. El convoy al que hace referencia el título es uno de aquellos trenes de la muerte que transportaron a decenas de miles de familias hasta el “matadero” instrumentalizado por la barbarie nacionalsocialista.

Sin embargo, el guión de Kid Toussaint nos muestra que todo lo que sucedió tras el nombramiento de Adolf Hitler, en enero del año 1933, se venía fraguando tiempo atrás y bastó una provocación, en este caso, la muerte del embajador alemán en París, Ernst von Rath, en enero del año 1938, para que los partidarios del partido nacionalsocialista volcarán toda su furia contra los judíos que habitaban en las principales ciudades alemanas. Aquel suceso, luego, se conoció como Kristallnacht, la noche de los cristales rotos, y según la historiografía contemporánea fue el comienzo de la Solución Final.

Master Race, una de las mejores historias gráficas publicadas por la editorial EC Comics (Impact# 1. 1955) también recurre al flash-back -al igual que lo hace la obra de Kid Toussaint y José-Maria Beroy- para contarnos lo que sucedió en Alemania, tras la llegada del nacionalsocialismo. No obstante, el trabajo de Al Feldstein y, sobre todo, de Bernard Krigstein nos lleva hasta los recuerdos de uno de aquellos carniceros humanos y a la paranoia que rodea su vida, ante el temor de ser descubierto, tras lograr escapar de la justicia del bando vencedor. Sobre este hecho se articula una historia gráficamente excepcional y que logra resumir, en tan sólo ocho páginas, los horrores que azotaron buena parte del mundo civilizado. 1

El holocausto, los campos de exterminio y sus secuelas también marcaron la biografía de uno de los personajes gráficos más importantes de las últimas décadas. Creado por Stan Lee y Jack Kirby en 1963 (X-Men# 1), Max Eisenhardt, hijo de un veterano de la Primera Guerra Mundial, vio cómo su vida se desmoronaba tras la llegada al poder del Tercer Reich. Tras lograr cruzar la frontera e instalarse en Polonia, la invasión del país por parte de los ejércitos alemanes lo llevó, junto con sus padres y hermana, hasta el ghetto de Varsovia. Escapó de allí y toda la familia fue capturada y ejecutada por las tropas alemanas, pero el joven Max logró sobrevivir, merced a sus poderes mutantes. Tras ser, nuevamente, capturado se le terminó por enviar al campo de Auschwitz II-Birkenau, lugar donde formó parte de los Sonderkommando o “comandos especiales” encargados, éstos, de vaciar las cámaras de gas, revisar los cadáveres y, luego, incinerarlos. Estamos hablando del mismo personaje que, tiempo después, todos llamarían Magneto.

Ya en el terreno de la fabulación, pero con claras referencias al Holocausto, está un suceso conocido como Lebengebrochennacht o “The night of broken lives”. Nightcrawler, Kurt Wagner, mutante de raíces germanas que debutó en el Giant X-Men# 1 (1975), lo define en las páginas del quinto número de la serie limitada Spider-man: The evil that men do, de la siguiente forma: Lebengebrochennacht fue la noche en la que los nazis empezaron a cazar mutantes. Josef Mengele, el ángel de la muerte, tenía la teoría de que trasplantar órganos y tejidos de mutantes en la fisionomía humana podría ser la clave para conseguir crear una raza superior.

El título hace referencia a la Kristallnacht, el punto de partida para la Solución Final. Además, la mención al siniestro doctor Josef Mengele, responsable de los más horrendos crímenes perpetrados dentro del campo de Auschwitz II-Birkenau, en especial sus sádicos experimentos médicos, son un nexo más para con la barbarie desatada por el nacionalsocialismo alemán. Añadir a los mutantes al macabro catálogo del genocidio perpetrado por nacionalsocialismo alemán es solamente un recurso del guionista Kevin Smith para situar al lector en un determinado momento histórico que nadie debería olvidar, por mucho que haya personas y/o instituciones político-sociales que se empeñen en negarlo.

Éstos son los mejores ejemplos de cómo un sinsentido como el Holocausto se plasmó en el mundo gráfico. No están todos, pero sí los más relevantes. Y si se preguntan la razón de estos párrafos, revisen los resultados de las elecciones en Alemania y en Austria, por no recurrir a las elecciones presidenciales del pasado año en el hemisferio norte, y lo entenderán.

  1. The master race was a concept in Nazi ideology in which the Nordic or Aryan races, which were thought to predominate among Germans and other northern European peoples, were deemed the highest in an assumed racial hierarchy.

© Eduardo Serradilla Sanchis, 2017

Maus © 2017 Art Spiegelman

Judenhass © 2017 Dave Sim

A la sombra del convoy -integral- © 2017 Norma Editorial

A la sombra del convoy -integral- © 2017 Kid Toussaint y José María Beroy

Impact © 2017 WILLIAM M. GAINES AGENT, INC. / EC COMICS. ALL RIGHTS RESERVED.

X-Men, Max Eisenhardt, Magneto, Spider-man, Nightcrawler & Kurt Wagner © 2017 Marvel Comics.

Para más información sobre las obras: Maus, A la sombra del convoy -integral- , Impact Annual# 1 TPB (tomo en versión inglesa que recopila los cinco números de la serie), Spider-man: The evil that men do y X-Men: Magneto Testament #1, por favor, consulten las web de las librerías especializadas http://www.leprechaun.es/ y https://www.facebook.com/Comic-Sería-113688985378806/

La historia Judenhass se puede encontrar, de forma gratuita en la web http://www.judenhass.com/ dirección habilitada por el autor de dicha obra, Dave Sim.

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Empecé a leer cómics a la misma vez que aprendí  a leer y, desde entonces, no he parado de hacerlo. En todas estas décadas he leído cómics buenos, regulares y no tan buenos, pero siempre he creído que el lenguaje secuencial es la mejor -y más idónea- puerta de entrada para leer tanto letras como imágenes. Ahora leo más cómics digitales que físicos, pero el formato me sigue pareciendo igualmente válido y sigo considerando el cómic un arte.

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