Empecé a leer cómics a la misma vez que aprendí a leer y, desde entonces, no he parado de hacerlo. En todas estas décadas he leído cómics buenos, regulares y no tan buenos, pero siempre he creído que el lenguaje secuencial es la mejor -y más idónea- puerta de entrada para leer tanto letras como imágenes. Ahora leo más cómics digitales que físicos, pero el formato me sigue pareciendo igualmente válido y sigo considerando el cómic un arte.
Ororo Munroe, más conocida como Storm (Tormenta), debutó en el recordado
Giant Size# 1
(1.975), o lo que supuso un reencuentro de los aficionados con el profesor Xavier y su escuela de jóvenes talentos tras la cancelación de la serie original de los mutantes, a finales de los sesenta.
Xavier recluta a Ororo cuando ésta es adorada como una diosa de los vientos y la lluvia, en las remotas sabanas de Kenia, le cuenta que ella no es una diosa, sino una mutante con el poder de controlar el clima, y le pide que le ayude en la construcción de unos nuevos X-Men (o Patrulla-X, como prefieran).
Después de aquel número, el personaje fue creciendo tanto en sus aventuras como en el imaginario de los aficionados, los cuales la colocaron entre sus favoritas al poco de llegar a la academia de Xavier.
Han pasado muchas lunas desde aquellos años, pero Tormenta sigue manteniendo ese halo que sólo algunos personajes logran, en especial tras su adaptación cinematográfica con la hermosa actriz Halle Berry encargada de dar su rostro y sus habilidades físicas al personaje gráfico.
Marvel en su empeño por contar el pasado de algunos de sus personajes más emblemáticos -y atrapar así a los lectores más jóvenes- presentó al personaje en la mini serie Ororo: before the Storm.
En los cuatro números de la mini serie, recopilada en formato pocket (dentro de la línea Marvel Age) conoceremos las aventuras de una Ororo cuando vivía como una ladronzuela en la ciudad de El Cairo, tras la muerte de sus padres. En esos días, la audaz ratera estaba a las órdenes de El-Gibar, una suerte de maestro y guía espiritual en el arte del robo, al frente de un ejército de carteristas, saqueadores y ladrones adolescentes.
Hasta El-Gibar llegará un misterioso personaje con un atractivo encargo, y, atendiendo a su petición, El-Gibar mandará a lo mejor de sus tropas, entre las que se encuentra Ororo.
Lo que no podía imaginar la protagonista es que, dentro del lugar en el que deben buscar el encargo del cliente, se esconden muchas más cosas que un artefacto de inmenso poder.
La idea parte de los escritos de Mack Sumerak, a la sazón, editor y diseñador, el cual es responsable de otras propuestas en la misma línea como X-Men & Power Pack y la desternillante Everybody loves Franklin... Richard protagonizada por el brillante y alocado hijo de Reed Richards (Mr. Fantástico)
Además, con su publicación se celebró el treinta aniversario de la aparición del personaje, celebraciones que culminaron al celebrarse su boda con el soberano de wakanda, T´Challa.
En el apartado gráfico la serie cuenta con el talento de Carlo Barberi y Scott Hepburn, quienes realizan un trabajo competente, dinámico y atractivo para conocedores del personaje y quienes la descubran por primera vez.
Destacar la portada de Marks Brooks y David McCaig, la cual luce el tomo recopilatorio, y la del número tres de la serie limitada, obra de Patrick Zircher.
Acción, aventuras, retazos de un futuro y los nuevos poderes de la mutante de los elementos atmosféricos serán los pilares de esta atractiva presentación, ideal para que los más pequeños se apunten al “degenerado” noveno arte, pues, de otra manera, siempre quedará el deporte rey para adoctrinarlos.
Ororo Munroe es una creación de Len Wein y Dave Cockrum
Sobre este blog
Empecé a leer cómics a la misma vez que aprendí a leer y, desde entonces, no he parado de hacerlo. En todas estas décadas he leído cómics buenos, regulares y no tan buenos, pero siempre he creído que el lenguaje secuencial es la mejor -y más idónea- puerta de entrada para leer tanto letras como imágenes. Ahora leo más cómics digitales que físicos, pero el formato me sigue pareciendo igualmente válido y sigo considerando el cómic un arte.