Auster decepciona en San Sebastián

La vida íntima de Martin FrostReclaim your braim

Auster explica La vida íntima de Martin Frost como “una historia acerca de un hombre que escribe una historia acerca de un hombre que escribe una historia... y la historia dentro de la historia”. Una trama laberíntica -que no terminó de agradar a la crítica- donde un escritor, encerrado en una casa alejada del mundo, se despierta un día al lado de una misteriosa mujer de quien no sabe nada y a la que acaba amando terriblemente, sin darse cuenta de que ella es la musa de su relato, que irá desfalleciendo a medida que la narración concluya.

Todas las constantes de la literatura de Auster se plasman en este su segundo largometraje como director en solitario, tras Lulú on the Bridge, en 1988; realizada tres años después de prestar su guión a Wayne Wag para rodar la premiada Smoke, en 1995; y luego, además de escribir el guión, codirigir con Wang Blue in the face. “He querido plasmar un enfoque poético sobre el proceso creativo”, dijo Auster a la prensa tras la proyección, donde explicó que el guión fue escrito en 1999 y concebido como “una pequeña obra de cámara”.

Al igual que en su literatura, Auster combina escenas dramáticas con golpes de humor y así, mientras a la pareja protagonista, David Thewlis e Iréne Jacob les corresponde el tono dramático, son su hija, la actriz y cantante Sophie Auster, y el actor Michael Imperioli, los encargados de aportar la carga humorística. “Muestro cómo piensa un escritor y aunque realmente no ocurre nada, los acontecimientos son cada vez más absurdos”, cuenta Auster, quien se encarga de poner su voz en off en la narración, y que desvela que, finalmente, “todo sucede en la mente del autor”. De ahí el título, La vida íntima de Martin Frost, un personaje al que usa para “examinar el amor y la pasión”.

“Quiero hacer películas inteligentes”

A concurso se presentó Reclaim your braim, tercer filme del alemán Hans Wingarten, conocido por Edukators. Una sátira sobre la televisión, sobre un joven productor que se ha construido su exitosa carrera a base de programas basura, y que se encuentra con que las drogas lo tienen al borde del colapso.

En su vida aparece una mujer que busca venganza por el suicidio de su abuelo, debido a las falsas informaciones vertidas en uno de sus programas, y cuando ésta empotra su coche contra el suyo, su vida da un giro radical. Emprenderá una casera pero perfectamente montada revolución, a base de manipular los índices de audiencia, hasta obligar a los ejecutivos a ofrecer una programación inteligente y, de esta forma, liberar a su país de la telebasura y lograr que viva una dorada y utópica felicidad.

“Al principio pensé hacer un thriller sobre la teoría de la conspiración cuando el héroe descubre que las cifras de los índices de audiencia son falsos y entonces comienzan a perseguirle”, señaló Weingartner. “No se puede entender que haya tantas leyes para proteger nuestro cuerpo y no nuestra mente”, comenta el realizador, quien entiende que los directores de su generación que conforman el “nuevo cine alemán” “son muy emocionales”. Algo positivo, dice, tras años dominados por un cine “intelectual”.

“Yo quiero hacer películas inteligentes, con un mensaje, pero entretenidas, no de esas catalogadas como intelectuales y que son terriblemente aburridas”, concluyó.

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