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Una ciega Belén Rueda guía los primeros pasos de Sitges

SITGES (BARCELONA), 7 (EUROPA PRESS)

Belén Rueda ha dado el pistoletazo de salida al XLIII Festival de cine de Sitges con la presentación oficial de la película 'Los ojos de Julia', un 'thriller' psicológico que para la actriz ha representado “un viaje a la ceguera”.

La película cuenta la trágica historia de Julia (Rueda) una mujer con una enfermedad degenerativa en los ojos que se acrecienta a raíz de la dramática muerte de su hermana gemela. A su lado está Isaac (Lluís Homar), que será el desencadenante de la acción. En ese “viaje a la ceguera” de Julia, como lo ha calificado el director de la película, Guillem Morales, jugará un papel clave su afable cuidador, Iván (Pablo Derqui), el “huevo kinder” de la cinta.

Rueda asume todo el protagonismo y está presente en cada secuencia del filme, con un papel en la línea del que tuvo en 'El Orfanato', también producida por Guillermo del Toro. La actriz ha descrito a su personaje como alguien fuerte “con algún punto de fragilidad” y ha puesto énfasis en el cambio que se produce de la Julia del principio a la del final. Por el camino el personaje madura, cobra fuerza y asume la realidad: “Ella puede elegir quedarse ahí, negándose a la vida o luchar”, ha dicho Rueda.

La actriz, delgada y con un elegante vestido rojo, ha recordado esta mañana los duros momentos del rodaje, con sesiones de siete de la tarde a cuatro de la madrugada, a apenas dos grados, en camisón, bajo la lluvia y descalza por la calle. Pero no se ha quejado: “Se crea un ambiente tan a favor de lo que estás haciendo que quieres dar el máximo”, ha confesado. Lo más difícil, hacer creíble su papel de ciega. Contó con la ayuda de asesores de la ONCE y también le echó una mano su compañero Homar, que también hizo de invidente en 'Los abrazos rotos'.

Sin embargo, la ceguera de Julia es diferente, ha puntualizado Rueda, porque la sorprende en pleno proceso de negación. La angustia que siente el personaje en ciertas escenas es tal, que en un cierto punto traspasa la pantalla. Y es que durante los más de 20 minutos que Julia lleva una venda en los ojos el espectador se pone en su piel y no reconoce ninguno de los rostros que se pasean a su alrededor.

Es una de las innovaciones cinematográficas del director, que pensó en los años 50 para hacer la película y mantuvo un cierto “enfrentamiento” con el productor, Guillermo del Toro, porque éste prefería una estética más gótica. El ambiente, en cambio, es aséptico, frío, y remite a la atmósfera gris del comunismo en los países del Este. “La premisa era: 'No hay nada bonito que ver”, ha dicho Morales.

La película también tiene cierto toque “hitchcokiano” ha reconocido el autor, que ante todo quiso que la rubia protagonista “saliera guapa”. “Los tacones quedan muy bien y son muy cinematográficos”, ha comentado, tras constatar la buena forma física de Rueda a la carrera con zapatos de tacón. “Guillermo dice que he hecho un 'giallo'. Si he hecho un 'giallo', es el primer 'giallo' feminista”, ha dicho entre risas.

Morales, que se ha confesado “defensor del género”, ha asegurado que también puede hablar de verdades. Prueba de ello es la historia de amor que se esconde bajo los sustos, y el trasfondo del mensaje favorable hacia la donación de órganos.

Derqui el actor que da vida al personaje más inquietante del filme ha sintetizado en una frase cuál fue el secreto para construir a Iván y qué será lo que seguramente hagan los espectadores cuando la película llegue a los cines: “No parpadear”. Y es que 'Los ojos de Julia' es una película de miradas.

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