La conquista de Canarias, plato fuerte en una exposición en el Museo Histórico Alemán sobre la historia de Europa a través del mar

Cartel de la exposición 'Europa y el mar' en el Museo Histórico Alemán

Sergio Molina

Berlín —

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Objetos alusivos a la conquista de las Islas Canarias, pinturas sobre el comercio de esclavos y pertenencias de los refugiados de la última crisis migratoria se exhiben en Berlín e ilustran la historia europea a través del mar.

Bajo el título Europa y el mar, el Museo Histórico Alemán reúne desde mañana una colección internacional que pretende ilustrar la relación de Europa con el mar como zona de comercio y control político, y en sus facetas como puente, frontera y lugar de descanso.

“El conocimiento que tenemos hoy en día sobre el mar es parcial, para muchos es solo de un lugar de vacaciones”, recordó hoy Dorlis Blume, la comisaria y directora del proyecto del museo.

La idea de la muestra, concebida desde la cátedra Jean-Monnet de Colonia junto con el museo, es abordar “el tema del mar desde múltiples perspectivas”, desde un cuadro sobre la Sevilla floreciente con el comercio transatlántico hasta un móvil roto traído recientemente por un refugiado.

La exposición, presentada hoy en la capital alemana, se abre con una estatua procedente de Grecia que simboliza a la princesa Europa secuestrada por Zeus, quien huyó con ella a través del mar, lo que en el Renacimiento era visto como mito fundacional de la relación del continente con su historia marítima.

Los viajes de los primeros exploradores hispanos simbolizan la época de expansión del poder europeo, resumida en la frase del marino británico Walter Raleigh: “quien gobierna el mar gobierna el negocio, y quien gobierna el negocio, gobierna la riqueza”.

Testigo de estas primeras incursiones en el Nuevo Mundo es una réplica de un mapamundi en el que pueden seguirse las rutas trazadas por el explorador portugués Magallanes o el español Elcano a través de sus viajes alrededor del mundo.

Sin embargo, Blume recuerda que los viajes de exploración hispanos en América fueron precedidos por la conquista española de las Islas Canarias, como constatan las crónicas de conquista de los caballeros franceses Pierre Bontier y Jean Le Verrier en el museo.

En declaraciones a Efe, Blume dijo que el museo decidió centrarse en la conquista de las Canarias (1402-1495) porque “en muchos campos fue precursor y campo de pruebas de conquistas posteriores de España”, además de “la primera colonia europea”.

“Los españoles se encontraron allí con una población indígena desconocida” que “había emigrado desde África” y que, al contrario que en las Américas, era un blanco fácil de las misiones cristianas “porque también tenían una religión monoteísta”.

Figura central de esa cultura prehispánica es la imagen de terracota conocida como Ídolo de Tara, de alrededor de 1.000 años de antigüedad, utilizada en ceremonias rituales por los indígenas y que ha sido cedida por primera vez por el Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria.

Junto a una imitación de Bucintoro, la barcaza de los dogos venecianos que simbolizaba la potencia comercial náutica de la antigua ciudad-estado, la exposición también recorre, a través de cuadros o libros de cuenta, el rol de ciudades como Nantes en el tráfico de esclavos.

Hasta 13 millones de africanos fueron llevados hasta América entre los siglos XVI y XVIII, 495.000 de los cuales pasaron por la ciudad francesa de Nantes, “una de las que más se enriqueció”, según Blume.

Y para ilustrar el descubrimiento del mar como objeto artístico desde el siglo XVIII hasta el XX destaca la exhibición de la obra del español Joaquín Sorolla, Bajo el toldo, en el que se muestra una escena de ocio en una playa.

Antes del comienzo del turismo de masas, una colección de fotografías recuerdan los inicios del ocio costero, con el hallazgo del doctor británico Richard Russell, “que escribió sobre las propiedades terapéuticas del agua del mar” en Brighton (Reino Unido), recordó Blume.

La exposición concluye, cerrando el círculo con la actualidad, mostrando un teléfono móvil traído por el refugiado Mohammed Ebrahimi en 2014, un objeto clave que ayudó a orientar el bote en el que se encontraba tras su viaje desde Turquía a la isla griega de Samos.

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