Goran Bregovic: ''El cine ya no necesita compositores, es un producto''

El músico Goran Bregovic, que presentará a finales de abril su nuevo disco, Opera, cree que no es un buen autor de bandas sonoras porque su música es “demasiado agresiva” y además las películas ya no necesitan compositores “porque se han convertido en productos, mientras que hace un siglo en el cine se podía encontrar a Stravinsky”.

Así lo manifiesta el compositor habitual de los filmes de Emir Kusturica en una entrevista minutos antes de actuar junto a su Orquesta de Bodas y Funerales en el Auditorio de Tenerife, adonde llegó tras finalizar la noche anterior en Londres la grabación de su nuevo disco.

Goran Bregovic, nacido en Sarajevo de madre serbia y padre croata, destaca que ha tenido la suerte de trabajar “con tipos elegantes y con talento”, como Kusturica o Patrice Chereau, con quien colaboró en La Reina Margot.

Ahora hace más de 10 años que no realiza bandas sonoras porque “cuando eres joven piensas que tienes tiempo para explorar millones de posibilidades”, pero a punto de cumplir los 57 “tienes suerte si exploras una sola”.

También ocurre que “puedes desperdiciar tu tiempo” porque ya no hay buenas películas, según el músico balcánico, que cree que “tienes que ir al cine cien veces para encontrar una”.

“Tuve la suerte de trabajar para unas cuantas pero no voy a pasar la vida esperando que venga una buena película”, subraya, y además antes el cine era el arte más importante pero ahora se realizan “productos”.

Bregovic afirma que procede de un lugar donde aún la boda y el funeral son los momentos más importantes en la vida de cada persona “como quizás pasaba en España hace un siglo”.

Estos son los momentos más importantes no sólo a nivel privado sino socialmente, y si quería ser un compositor relevante en la antigua Yugoslavia “tu música tenía que tocarse en estos acontecimientos por que si no, ¿cuál era tu importancia?”.

No obstante, apunta con una sonrisa que es afortunado porque “parte de mi música se toca un montón en bodas y funerales” y recuerda que procede de una región “con una línea fronteriza única en la Historia entre ortodoxos, católicos y musulmanes”, y que también por ello ha tenido acontecimientos “terribles”.

Obviamente ello provoca que en los Balcanes “el ciclo de la vida sea acelerado” y existe la costumbre de interpretar, después de un funeral, la música favorita del muerto.

Apunta que la música “no es nada realmente importante” ya que es un poco “como la sal, puedes comer sin ella aunque entonces la comida será un poco desagradable”.

La música no cambia el mundo y menos cuando se viene de un lugar en el que había un régimen comunista, lo que implicaba “que no había grandes ilusiones de que algo pudiese hacerlo, pero nos comportábamos como si lo creyésemos así”, precisa.

Para Goran Bregovic todo el mundo tiene su propia música, la que le acompaña a lo largo de su vida “y puedes llamarla como quieras, pero sólo es o buena o mala música. En el pasado había fronteras estrechas entre la música seria y la ligera pero ahora, afortunadamente, las etiquetas saltan de un lado al otro”.

“Lo que intento es ser un compositor contemporáneo porque esa es la clase de música que escribo y también hay en ella partes muy viejas, porque vengo de un sitio donde la tradición musical tiene cientos de años más que yo”, explica.

Disco de oro en Francia

Quien escoja a Bregovic como su compañero de viaje musical “quién sabe cómo me definirá”, apunta el autor de Underground, quien rememora cuando le dieron su primer disco de oro en Francia, por las ventas de la banda sonora de El tiempo de los gitanos.

“Estaba caminando por París viendo las ventanas y pensando: tengo un disco de oro en este país y ahí están los franceses normales, los que comen queso y beben vino francés y algunos de ellos tienen mi disco en su casa, así que el mundo es un lugar bonito”, detalla.

El músico serbio, que ha vendido más de cinco millones de discos en los últimos 10 años, opina además que la curiosidad lleva a la gente a buscar compositores como él mismo “que nunca salen en la MTV”.

“Las personas quieren comer a veces cosas simples porque tienen prisa, pero otras quieren escuchar música bien hecha y de repente encuentra cosas que no salen en la televisión, como Arvo Pärt o Nusrat Fateh Ali Khan”, asegura.

Bregovic vive en París pero trabaja en Belgrado, ya que “durante la guerra era imposible hacerlo en Sarajevo”, y explica que sus inicios proceden del rock, por lo que no es un compositor “que se sienta al piano buscando inspiración”.

Añade que ha actuado “desde Corea hasta Argentina” y el público nunca responde a los estereotipos que se tienen de cada país, ya que una orquesta buena siempre tendrá éxito aunque venga de Mongolia porque “la música es el primer lenguaje humano, y se habla con facilidad”.

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