Justino de Neve y Murillo: el arte de la amistad

MADRID, 22 (EUROPA PRESS)

El resultado de la fecunda amistad entre el mecenas y canónigo Justino de Neve y el pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo se exhibe en el Museo Prado en una pequeña pero exquisita exposición que muestra la gran valía de Murillo en los pequeños y grandes formatos y su “talento” a la hora de plasmar todos los registros del Barroco, según ha explicado el director del Prado, Miguel Zugaza.

Organizada conjuntamente con la Fundación Focus-Abengoa y la Dulwich Picture Gallery (en cuyas respectivas sedes se presentará posteriormente, tras su clausura en el Prado), la muestra reúne un conjunto de diecisiete obras tardías de Murillo, procedentes de Londres, Paris o Houston.

La muestra, titulada 'Murillo y Justino de Neve. El arte de la amistad', abierta hasta el 30 de septiembre, permite al visitante vislumbrar la maestría de un artista en su “plenitud”, y la singularidad de algunos de sus trabajos, como los realizados sobre obsidiana, una piedra de origen volcánico, que el artista aprovecha para realizar cuadros religiosos como 'La oración en el huerto'.

LA “GRAN NOVEDAD”

Gabriele Finaldi, director adjunto del Museo del Prado, ha destacado la “gran novedad” de la exposición, 'El San Pedro arrepentido', un lienzo “espléndido” que llegó este mismo viernes al Museo del Prado en una “caja” tras rastrear sus huellas por innumerables museos y colecciones particulares.

Murillo y Justino de Neve comenzaron a mediados del siglo XVII una relación profesional que pronto se transformó en una sincera amistad de la que surgieron “algunos de los cuadros más bellos que Murillo ha pintado nunca”, ha señalado Finaldi.

Justino de Neve (1625- 1685) era canónigo de la Catedral de Sevilla. Ambos se conocieron en la ciudad andaluza, cuando Murillo ya era un artista reconocido. Pero Justino de Neve le propició a Murillo importantes encargos públicos, como la decoración de la Iglesia de Santa María la Blanca, y varias obras para los sacerdotes del Hospital de los Venerables, institución fundada por el canónigo.

IMPORTANTES ENCARGOS

Como canónigo, Justino de Neve obtuvo para Murillo el encargo de una serie de ocho tondos de santos sevillanos, una Inmaculada Concepción que todavía hoy decoran el techo de la Sala Capitular de la catedral y el Bautismo de Cristo que corona el retablo de San Antonio en la capilla del santo.

Por su parte, Murillo le nombró ejecutor de su testamento y pintó su retrato en 1965, presente en la exposición y procedente de la National Gallery de Londres.

Finaldi ha resaltado la “habilidad natural” de Murillo tanto para retratar grandes Inmaculadas, para resaltar el manejo del color o para plasmar los estados emocionales de sus personajes tanto en formato mínimo (como una miniatura de cobre, que se expone por primera vez en Madrid) como en los grandes lienzos.

Asimismo, el 'Autorretrato de Murillo' es, junto al de Velásquez en Las Meninas, uno de los más “sofisticados e influyentes” retratos de artistas de la España del siglo XVII, según Gabriele Finaldi, planteado como un cuadro dentro de un cuadro y pintado para sus descendientes.

La exposición se agrupa en cinco ámbitos: los retratos; las obras concebidas para la cúpula y el final de las naves laterales de la iglesia de Santa María la Blanca de Sevilla; un conjunto de lienzos realizados para el Hospital de los Venerables de Sevilla; el Bautismo de Cristo que corona el retablo de San Antonio en la capilla del santo en la catedral de Sevilla; y algunas de las obras que pertenecían a la colección particular de Justino de Neve, entre las que se incluyen la Inmaculada de los Venerables, el San Juan Bautista niño o las pinturas sobre obsidiana.

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