Llega al Cuyás 'Visitando al Sr. Green', dirigida por Juan Echanove

“Soñaba con un personaje así desde que empecé, que hiciera reír y llorar, y por fin ha llegado el señor Green”. Con estas palabras describe el actor Juan José Otegui sus sensaciones ante el primer montaje teatral que dirige el actor madrileño Juan Echanove, Visitando al Sr. Green, que el próximo fin de semana ocupará la cartelera del Teatro Cuyás (días 22, 23 y 24 de junio).

Otegui comparte escenario con Pere Ponce en la obra escrita por el norteamericano Jeff Baron, un texto que habla de la soledad y de la falta de comprensión en la sociedad actual. Los actores Juan José Otegui (el Sr. Green) y Pere Ponce (Ross Gardiner) interpretan, respectivamente, a un octogenario judío jubilado que acaba de perder a su esposa y vive solo en un apartamento del Upper-West de Manhattan, y a un joven ejecutivo gay con carencias afectivas, condenado a realizar una serie de visitas sociales al señor Green tras haberlo atropellado con su coche.

La obra de Jeff Baron, de la que se han hecho más de doscientas producciones en veintiún países y en catorce idiomas, además de haber sido galardonada con numerosos premios desde que se estrenara en 1997 en Nueva York, está salpicada de intriga doméstica, depurado humor, drama sin estridencia, humanidad y tolerancia. Visitando al Sr. Green explora, de una forma discreta, delicada y progresiva, cómo neutralizar las derivas negativas y oscuras de la vida mediante la comunicación, el amor, la sinceridad, el humor y, en definitiva, la práctica de la libertad individual.

Para Juan Echanove, “esta obra tiene la virtud de conmover al espectador al tiempo que le proporciona pasar de la comedia al drama, de la sonrisa a la lágrima. A diferencia de las obras que, como ésta, abordan las complejas relaciones entre seres humanos, aquí existe un gran sentido del humor, algo que permite ver los colores de la vida. Estamos rodeados de gente que tiene estos problemas, gente que se desorienta, que viven solos, que tienen enfrentamientos familiares tremendos. Lo que tiene la comedia de Baron es que sus personajes tienen sentido del humor hasta cuando realmente lo pasan mal”.

El actor, que recibió recientemente el I Premio Valle-Inclán de Teatro, ha señalado que “está por la labor del teatro de riesgo, pero un teatro de peso tiene que tener muchas caras, porque hay que responder a las exigencias de los distintos tipos de público. El teatro como espectáculo tiene un elemento irrepetible que no tienen otros soportes. El teatro siempre ha sido el reflejo de la sociedad y sigue siéndolo para un público minoritario”

Según el autor de versión española, Bernardo Sánchez, esta obra “es un verdadero regalo al espectador, que acompaña a Green y a Gardiner en un juego de identificación alternativa y en una secuencia magníficamente pautada entre los tramos cómicos y los trágicos, y en aquellos en que ambos géneros se solapan hacia una posibilidad real de recomposición del círculo de afectos y sentimientos en cuyo seno podemos mantenernos vivos y expectantes, siempre que tengamos la valentía de vivir”.

La trama de Visitando al Sr. Green se desarrolla en dos actos y nueve escenas. El malhumorado anciano recibe una tarde de marzo la insospechada visita de Ross Gardiner, a quien Green cree no conocer, pero que en realidad fue quien le atropelló con su coche hace unas semanas, razón por la cual un juez le ha condenado a visitarlo la tarde de todos los jueves, durante seis meses, con el fin de prestarle asistencia domiciliaria.

De repente, la forma de vida rutinaria y solitaria del señor Green, quien ha declarado a los Servicios Sociales no tener familia alguna, se verá alterada. Entre las tareas que, a regañadientes, logra acordar Ross Gardiner con el señor Green están la compra de comida y la limpieza de la casa, que se encuentra inundada de guías telefónicas, correo atrasado sin abrir, flores secas, cajas de galletas saladas y folletos publicitarios.

La incipiente convivencia entre ambos y la información que Gardiner va recabando pronto revelará algunas verdades y secretos latentes, no sólo del lado del señor Green, si no también del lado de Ross Gardiner, judío no practicante, que a sus treinta años padece aún graves tensiones personales por su condición gay. Por si fuera poco, los encuentros semanales entre ellos generarán un tragicómico choque generacional y cultural, y un problema filial a varias bandas.

Cada jueves de visita, en torno a una deliciosa comida kosher, se dibujará un panorama distinto, marcado por desajustes, situaciones externas o por datos que Ross va descubriendo acerca de la familia rota del señor Green; datos que revelan que mientras Green rompió toda relación con su hija, tras el matrimonio de ésta con un no-judío, su esposa, Yetta Garelick, la mantuvo secretamente mediante cartas y conversaciones telefónicas de las que Green no quiso saber nada, hasta que su esposa murió.

Tras crisis, temores e indecisiones del anciano y del joven, ambos se verán esperando en el salón del apartamento, un radiante domingo de abril, a que se recomponga la cadena de afectos que se rompió en cada caso.

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