'Los Niños de la Guerra' toman la palabra en una muestra sobre su exilio ruso

Imagen de la exposición 'Entre Rusia y España. Recuperando la historia de los Niños de la Guerra'

Efe

Las Palmas de Gran Canaria —

Varios de los 2.895 niños españoles de entre 3 y 15 años evacuados durante la Guerra Civil por el Gobierno de la República a la Unión Soviética toman la palabra a través de cartas, diarios, dibujos y autobiografías en una muestra que cuenta su periplo vital tras el exilio.

Conocidos como Los Niños de la Guerra, aquellos niños, de los que ocho décadas más tarde aún viven unos cien, protagonizaron “el primer exilio del pueblo español derivado de la Guerra Civil, según ha explicado la doctora en Historia de la Universidad de Alcalá y exasesora de la Unesco Verónica Sierra, comisaria de la exposición Entre Rusia y España. Recuperando la historia de los Niños de la Guerra, que se inaugura este miércoles en la Casa de Colón.

Esta muestra, que pretende no sólo dar a conocer este fenómeno histórico, aún muy desconocido en España, sino rendir homenaje a sus protagonistas, es fruto de un proyecto subvencionado por el Ministerio de la Presidencia, ha explicado Sierra, quien ha destacado que sus testimonios han permitido conformar un discurso que plasma cómo vivieron su evacuación al exilio por la que salieron de España para quedar a salvo de los peligros de la guerra.

Hasta 1937, el Gobierno de la República promovió este tipo de evacuaciones de niños de la capital y la zona norte hacia Cataluña y Valencia, pero, como la Guerra Civil se convirtió en prolegómeno de la II Guerra Mundial en aspectos como los bombardeos a ciudades abiertas, pronto comenzaron los éxodos al extranjero.

Fueron muchos países que entonces mostraron ayuda y solidaridad a la República, como Francia, y otros que acogieron menos niños, pero que fueron muy importantes a la hora de enviar recursos, entre los que figuraron Reino Unido, Bélgica, Suiza, Dinamarca, México y la Unión Soviética.

Esta exposición cuenta la historia de todos estos contingentes de niños, pero presta especial atención a los 2.895 que fueron enviados a la Unión Soviética en cuatro expediciones oficiales organizadas entre junio de 1937 y octubre de 1938, a las que se unieron otras más extraoficiales.

Sierra ha explicado que cuando Franco ganó la guerra y estableció su régimen, intentó contactar con todos los países que tenían niños españoles para conseguir su repatriación.

Sin embargo, se encontró con que ni Lázaro Cárdenas ni Stalin reconocían como legítimo el ejecutivo que presidía, por lo que no hubo relaciones diplomáticas bilaterales en esos años ni con México ni con la Unión Soviética, de ahí que los niños españoles no tuvieran vías de regresar a su país.

A México fueron casi 500 niños y volvieron unos 60, mientras que de los que fueron a la Unión Soviética sólo regresó un tercio, pero a partir de 1956, cuando tuvo lugar la primera expedición de retorno desde ese país.

“Llegan a España siendo adultos, con sus familias y con todo lo que llevan a la espalda, otra cultura y otra forma de entender el mundo, y se encuentran en medio de la España franquista de los años sesenta, con toda la problemática que va a suponer que vengan de la Unión Soviética, por lo que a algunos les consideran espías, otros son perseguidos por la Policía, y a ninguno se les reconoce ni sus matrimonios civiles ni sus títulos oficiales obtenidos en su exilio”, refiere Sierra.

Un testimonio de esta muestra que “pone los pelos de punta” es el de una niña que llega siendo adulta a España con su marido y hijos.

“Cuando se encuentra con su madre en el puerto de Alicante no se reconocen. Se presentan, pero la frialdad del trato entre ambas hace que ella se derrumbe y decida a los pocos días retornar a la Unión Soviética porque no encuentra ni a la familia ni al país que dejó” cuando era pequeña“, ha relatado la historiadora.

A partir de la muerte de Stalin los retornos de niños españoles fueron continuos y se incrementaron desde la guerra fría.

“Muchos niños empezaron a emigrar a España porque ya no estaban de acuerdo con la manera en que se desarrollan las cosas en la Unión Soviética y porque quisieron cumplir su último deseo: morir en la tierra que les vio nacer”, ha referido la comisaria de esta exposición, que permanecerá abierta hasta el 5 de enero de 2017.

Con motivo de esta muestra, la Casa de Colón ha organizado una mesa redonda en la que participará Araceli Ruiz, una de las niñas españolas de la guerra evacuadas a la Unión Soviética, que hoy tiene 93 años, y Carmen Domenech, hija de otra integrante de este contingente.

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