Poetas contemporáneos cierran el tributo de Astorga a Leopoldo María Panero

Última jornada del I Congreso Internacional de poesía sobre Leopoldo María Panero.

Eva González

Las Palmas de Gran Canaria —

La última cita del I Congreso Internacional sobre el poeta Leopoldo María Panero tuvo lugar el sábado. La conferencia de Javier Huerta, coordinador de la edición, permitió descubrir la imagen del padre en la poesía de Panero.

El catedrático de literatura española en la UCM puso sobre la mesa un diálogo poético entre hijo y progenitor con el que ilustró lo que disimulan a veces las palabras. Hay sintonía, proximidad y nostalgia entre ambos, aunque sean muchas las veces en que las palabras señalen lo contrario. La mesa redonda en la que participaron los poetas Raquel Lanseros y Javier Lostalé, arrancó con el análisis de Canto a los anarquistas caídos sobre la primavera de 1939 de L.M.P. y concluyó Raquel Lanseros, haciendo referencia al título del Congreso Los límites de la palabra. “Creo que es necesario ”cierto control“ en la sentimentalidad del poeta para poder conducir un texto poético y que no sea sólo un vómito.

-¿A quién echas de menos?

- A mi padre.

Así le contestó Leopoldo María Panero a Sánchez Dragó, en una entrevista de televisión en una ocasión. Quien haya leído Esquizofrénicas o La balada de la lámpara azul y se haya topado con este poema:

Aquí estoy yo, Leopoldo María Panero 

hijo de padre borracho

y hermano de un suicida

perseguido por los pájaros y los recuerdos

que me acechan cada mañana

escondidos en matorrales

gritando por que termine la memoria

y el recuerdo se vuelva azul, y gima

rezándole a la nada porque muera.

Podría deducir, como tantos que han sido atacados verbalmente por el poeta, casi hasta un odio descarado y directo hacia su propio padre. Y es que, poco queda fuera de la realidad de Leopoldo María Panero, quién decidió acoger por igual las luces y las sombras tratando de abrazar el mundo cruel y siempre en ruinas.

Javier Huerta lo leyó el sábado junto a varios otros durante su intervención, trató de demostrar la sintonía y nostalgia paterna que se transparenta en la obra de Panero. A través de una recopilación de textos de Leopoldo Panero enfrentados paralelamente a los del hijo, desveló la relación de Leopoldo con su padre a través de la escritura, unas veces “kafkiana”, bajo una mirada agria y vengativa y otras compasiva y más cercana a Manrique, poniendo el ejemplo de Coplas a la muerte de su padre.

La intención de Javier Huerta es desenmascarar a unos autores, incluyendo también a su hermano Juan Luis bajo la misma máscara, que nos han dicho una cosa pero han demostrado otra.

El único poema que Panero dedicó al padre explícitamente está en su primer libro Así se fundó Carnaby Street (1970) del que Javier Huerta destacó el verso La luz del día vence sobre la llama de los cirios. Claridad, todo lo contrario al elemento estilístico que determina la obra de Leopoldo; la oscuridad. Aunque no deja de ser una oscuridad, explicó el catedrático, vista como algo positivo. “Nos lleva a la desazón, a la zozobra espiritual pero también a la verdad, como lo hacían los místicos, recordemos Noche Oscura del alma de San Juan de la Cruz. En el verso citado nos llega la imposición de la claridad.

El diálogo que Leopoldo María no pudo sostener con su padre en las calles, en casa y cara a cara, lo lleva a establecer un diálogo poético, que bajo la lectura que propone Javier Huerta no hace más que demostrar unos sentimientos naturales pero pocas veces expresados de forma ordinaria.

Tras esta exposición, mucho más rica de lo que aquí se expone, dio comienzo la mesa redonda en la que hubo diálogos, acuerdos y discrepancias entre los poetas que, junto a los dos presentes y nombrados anteriormente, intervino mediante comunicación escrita Rafael Morales, por no poder finalmente acudir al encuentro en Astorga.

Lanseros y Lostalé, hablaron sobre poesía, límites y contenciones que también, bajo su criterio, intervienen a la hora de la creación.

La palabra poética es una palabra imaginada, el pensamiento poético es un pensamiento creador y el delirio ocurre, en tanto que se unen imaginación y sentimentalidad. Delirio y entusiasmo más que locura caracterizan la obra de L.M.P.

“No me siento interesado en la poesía en la que se deja fluir el inconsciente sin más, Leopoldo María conocía el oficio y sabía lo que hacía”, concluyó Lostalé. Y en eso coincidió con Lanseros, quien delimitó la necesidad de cierto control a la hora de crear. “Se trata de ajustarse a una armonía, a esa especie de música que oyes cuando estás inspirado y se produce el encuentro de la creación, que aunque responda a otra lógica deja sentir un orden que debes respetar”, afirmó Lanseros.

De este modo terminó el I Congreso Internacional sobre Leopoldo María Panero, un encuentro en el que se trató su libre manera de traducir, se anunciaron dos libros inéditos de su autoría y algunos jóvenes propusieron nuevas líneas de investigación sobre su obra. Entre los asistentes al congreso se habló del interés que ha suscitado la obra del padre en las jornadas, desconocida hasta el momento para muchos.

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