“Los oficios de la cultura no se regalan ni se compran: se construyen a base de años de trabajo”

Javier Cuevas, coordinador del proyecto LEAL.LAV

Erick Canino

Santa Cruz de Tenerife —

El área de Cultura del Ayuntamiento de La Laguna mantiene desde hace cuatro años una apuesta firme por las artes escénicas contemporáneas. A contracorriente de lo que ha sido una dinámica generalizada de debilitación del género en todo el territorio nacional en estos últimos tiempos de crisis, en la Ciudad de Aguere nació y se ramificó el proyecto LEAL.LAV, una ventana por la que han pasado algunos de los mejores creadores de la actualidad de ámbito nacional e internacional y que se ha convertido en un referente para todos los amantes de esta muchas veces mal cuidada parte de la cultura en España. Detrás de esta idea, y gracias al apoyo firme de la institución lagunera, se encuentra Javier Cuevas, ideólogo, gestor y programador.

Cuatro años de un proyecto de artes escénicas contemporánea es un hecho poco común. ¿Cómo lo celebra usted?

Trabajando. Y disfrutando de la gran oportunidad de acoger a artistas y proyectos de primer nivel en un espacio tan peculiar como LEAL.LAV. Y me refiero no sólo al espacio físico de la sala de cámara del Teatro Leal, ni al conjunto del teatro en sí ni a la ciudad de La Laguna. Es algo más amplio, más extenso que todo esto. La peculiaridad del proyecto reside en poder experimentar la práctica y el pensamiento escénico contemporáneos en todas su dimensiones, la geográfica, la institucional, la cultural, la emocional y la física. Cuatro años dan para tomarle la medida al proyecto, para dejar que él solo –entendido como una extensión de voluntades, deseos, azares, energías, trabajo, curiosidades, preguntas y respuestas…- vaya definiendo qué es y qué quiere ser para la ciudad, para la isla, para los y las artistas, para los usos de los espacios y recursos públicos. Es un tiempo justo para poder echar una mirada atrás y adelante, para repensar aquello que fluye y lo que no, qué modos de entender la escena hacen bien a este contexto, a las personas que lo habitamos, a los gestores y políticos que lo defienden, a los procesos y los tiempos de trabajo. Entendemos que LEAL.LAV es un proyecto que, por ejemplo, no necesita expandirse económica o programáticamente, pero que sí, desde el punto en el que está, puede extenderse y ensanchar. Ensanchar en relación a nuevos públicos, a proyectos formativos y de mediación (asociaciones, instituciones culturales, colectivos, centros de enseñanza secundaria e infantil, universidad, medios de comunicación…); a la proyección de nuestros y nuestras artistas hacia contextos nacionales e internacionales promoviendo el intercambio de prácticas, afectos y conocimientos entre espacios de creación, a la colaboración entre estos y estas mismas artistas dentro del archipiélago, abriendo lo máximo posible la práctica de los y las artistas que visitan LEAL.LAV a los y las artistas locales, al público, al alumnado de enseñanzas artísticas… Muchas veces crecer no necesariamente conlleva ganar altura sino ganar espacios de contacto. Y esto necesita de mucho trabajo, de mucha perseverancia, de un compromiso poderoso y emocionante con el proyecto. Y de nuevas manos, brazos, ojos, miradas y palabras que nos ayuden a redefinir continuamente la necesidad de un espacio para las artes escénicas contemporáneas en La Laguna, en Tenerife, en Canarias. LEAL.LAV va necesitando equipo y, con la incorporación progresiva de Adán Hernández a las dinámicas globales del proyecto y de otros y otras profesionales en momentos puntuales (selección de Miniresidencias, por ejemplo) creo que vamos en la buena dirección. Lo celebro también agradeciendo a Tomás López-Perea Cruz (Gerente del OAAM), a María José Castañeda (Concejala de Cultura con quien nació el proyecto) y a Yeray Rodríguez (actual Concejal de Cultura) el apoyo continuado y decidido al proyecto. Agradeciendo a las personas que disfrutan y amplían sus repertorios vitales acudiendo a las actividades de LEAL.LAV. Y fundamentalmente agradeciendo a los y las artistas su compromiso y su generosidad al asumir la responsabilidad artística de traducir y reflexionar en torno a las tensiones que la sociedad genera y a su deseo de querer compartir esta tarea compleja entre quienes habitamos la ultra-periferia.

Después de este tiempo, ¿cómo presentaría usted el LEAL.LAV?

Pues lo presentaría como se presenta a un amigo del alma, como a un buen amante, como un maestro y como un hermano. Es decir, como un proyecto que sigue fiel a sus orígenes y que evoluciona contigo, con la ciudad. Un proyecto que no juzga, que acompaña, que se equivoca, que rectifica y que está ahí para apoyar el trabajo del artista comprometido con los nuevos lenguajes de la escena, con las nuevas formas de entender ese milagro que sucede entre el que acciona desde su cuerpo en el escenario y el que acciona el escenario con la mirada.

LEAL.LAV es fundamentalmente un espacio de cuidado para la relación íntima y poderosa que acontece entre el artista-creador-traductor, el espectador-público-activador y (muy importante) el contexto en el que esa relación se desarrolla. Y es importante esa conjunción que incluye a los tres elementos porque en ella se esconde (y se muestra) la singularidad de este proyecto. Estamos hablando de un espacio relevante a nivel nacional, la única programación pública y estable de creación escénica contemporánea en Canarias (más allá de las periferias y los centros de poder cultural), un lugar que ha acogido a gran parte de los y las artistas y compañías más representativas del panorama nacional en estos casi cuatro años que revierte toda su inversión en experiencias de conocimiento y vínculo entre los que vienen, los que van, los que recibimos y los que compartimos las propuestas de la programación ya sea a través de los espectáculos, de los talleres, de las prácticas abiertas, de las actividades con centros educativos, los convenios para alumnado en prácticas de la ULL o las residencias artísticas (entre otras). Es un proyecto que, además, ha rejuvenecido la relación de la ciudad con su teatro y que ha actualizado las prácticas de trabajo internas entre los y las profesionales que configuran el entramado de tareas y relaciones del Teatro Leal, del Organismo Autónomo de Actividades Musicales y de la propia Concejalía de Cultura a lo largo de los últimos años.

¿Están contentos con la afluencia de público? ¿Cuál ha sido la evolución de asistencia de su puesta en marcha?

Lo estamos. Y lo estamos no siendo ni la cantidad, ni los números ni la afluencia lo que más preocupa al proyecto. El Teatro Leal de La Laguna cuenta con una programación ecléctica, muy variada, orientada a satisfacer un abanico extenso de necesidades artísticas y culturales de la ciudadanía que, en los últimos años, ha visto incrementar la afluencia de público al teatro de forma espectacular. Y he de señalar que esto es fruto del trabajo de todo un equipo pero, sobre todo, de que las riendas de este teatro estén en manos de un profesional independiente de la cultura. Y esto no me cansaré de repetirlo hasta la saciedad. Los oficios de la cultura no se regalan ni se compran: se construyen a base de años de trabajo. Es inaceptable que espacios culturales, de creación, exhibición y producción (teatros, museos, escuelas, dentro y fuera de Canarias) estén siendo programados por políticos, funcionarios dependientes de la maquinaria administrativa o por personas sin conocimiento alguno del sector. Una dirección artística, comisariado o programación ha de recaer sobre profesionales cualificados que configuren equipos y que, desde mi punto de vista, no se extiendan en sus tareas más allá de dos legislaturas, preferiblemente con procesos de selección abiertos y supervisados también por profesionales independientes de la cultura. Esto, entre otras cosas, garantiza una comprensión de las propuestas artísticas, de las estrategias y del contexto y se termina materializando en ocupación y asistencia, tarde o temprano.

Dicho esto, he de reconocer que las cifras cada vez acompañan más a la calidad de las experiencias (tanto de artistas como de público). Arrancamos 2016 igual que cerramos 2015: con el cartel de 'No hay entradas“. LEAL.LAV tiene un aforo de unas sesenta localidades, aforo proporcional al tamaño de la sala de mayor uso (la sala de cámara, en la azotea del teatro) aunque eventualmente también nos descolgamos hacia la sala principal subiendo al público en gradas al escenario. Y teniendo en cuenta el tamaño de la ciudad y la inexistencia previa de una programación de estas características hemos de reconocer que es motivo de alegría. El Laboratorio de Artes en Vivo es una iniciativa pública, es decir, pagado por los impuestos de los y las ciudadanas de La Laguna. Así que cuanto más alcance tenga, cuantas más personas puedan disfrutar de lo que consideramos una gran fortuna, más feliz, sana, madura y culta será esta ciudad y esta isla. No olvidemos que la cultura no es necesariamente el entretenimiento y que la administración tiene el deber de proteger y cultivar el bienestar, la cohesión, la calidad de vida y la igualdad de oportunidades de aquellas personas para las que trabaja. Un proyecto de estas características nos sitúa cerca de una cultura comprometida, de unas prácticas y unos discursos actuales (contemporáneos) y de la posibilidad de aprehender el mundo con nuevos ojos. Y a la vez sitúa a la ciudad y a su Teatro Leal en un lugar preeminente en el contexto de las artes escénicas a nivel nacional. Y para continuar en la tarea de acercar nuevos públicos al teatro, LEAL.LAV propone este año (y de cara a próximas programaciones) la asistencia gratuita para todos aquellos y aquellas jóvenes de dieciocho años a lo largo de los trescientos sesenta y cinco días de su mayoría de edad. Una iniciativa contundente desde la Concejalía de Cultura, el OAAM y LEAL.LAV que no deja duda sobre nuestro deseo de acercar la escena contemporánea a la gente joven y curiosa de la isla.

¿Qué otros referentes de similares características hay en territorio nacional?

Desgraciadamente pocos. Mi referente, sentimental y profesionalmente, es Centro Párraga de Murcia, espacio donde realmente pude profundizar en la gestión, la coordinación y el comisariado, de la mano de Juan Nicolás y que hoy retoma impulso bajo la dirección de Sergio Porlán. Tras la debacle presupuestaria resultante de las burbujas inmobiliarias y culturales en nuestro país y de esta estafa llamada “crisis”, muchos de los espacios, centros de producción y festivales fueron cayendo. Es importante citar festivales que ya no están entre nosotros como Escena Contemporánea (Madrid), Festival VEO (Valencia), Festival In presentable (Casa Encendida, Madrid) o el fantástico MAPA en Pontós (Girona). También centros de creación como La Laboral Teatro en los años de dirección artística de Mateo Feijoo.

Hoy Teatro Pradillo en Madrid; Antic Teatre, Mercat de las Flors + Graner Centro de Creación y Sala Hiroshima en Barcelona; Las Naves en Valencia; y La Alhóndiga en Bilbao como espacios estables. Sin duda los festivales Sismograf en Olot, TNT en Tarrasa convertidos ambos en modelos referentes para la exhibición, la coproducción y la simbiosis con el tejido artístico y social de sus respectivas localidades. El lugar sin límites, festival impulsado por el Centro Dramático Nacional y el comisariado de Teatro Pradillo como grandes esperanzas para la escena contemporánea en la hipotrófica capital del reino. Festival BAD de Bilbao y el desmesurado (¿de dónde sacan tanta pasta?) Escenas do cambio en la Cidade da Cultura de Santiago de Compostela. Los consolidados Festival Grec en Barcelona y Temporada Alta en Girona, Escena Poblenou…

Cada uno tiene sus peculiaridades pero es curioso que LEAL.LAV es de los pocos proyectos de exhibición, investigación, producción y formación integrados de forma clara y estable en la estructura y los objetivos de un teatro municipal. Un referente similar en estructura y diseño sería el Teatre Municipal de L’escorxador de Lleida bajo la dirección de Margarida Troguet, un teatro público y municipal que alternó durante años una programación “de consumo” con un proyecto de creación contemporánea que contribuyó de forma discreta y comprometida a la generación de proyectos escénicos, artistas, redes y públicos en Cataluña.

Por los artistas nacionales e internacionales con los que trata, ¿qué visión se tiene de este proyecto más allá de las fronteras canarias?

Esto lo tienen que contestar ellos. Y dicen cosas como que “ojalá este proyecto tuviera muchas fotocopias en todo el territorio nacional” o que “para los artistas y compañías nacionales, pasar por LEAL.LAV es pasar por un lugar que les da cierto caché y reconocimiento de cara a otros teatros y festivales”. Son palabras de Agnés Mateus, performer y creadora catalana que abrió hace unos días la programación de 2016 con Hostiando a M. Unas semanas antes Rubén Ramos, responsable de la plataforma TEATRON (el blog de blogs de las artes escénicas en España) hablaba para COOLTURA FM de la programación de LEAL.LAV como “una programación por la que pasan piezas y artistas que no se ven ni en Bilbao ni Sevilla ni Valencia” como ejemplo de grandes ciudades con programas y recursos escasos en relación a su población y recursos. En general los vínculos nacionales e internacionales de LEAL.LAV (también los insulares) hablan de confianza, de compromiso, de cuidado y de atención a los detalles, lo que sitúa a nuestra ciudad como punto caliente (cálido) en el mapa de la creación contemporánea. Compartimos coproducciones con los grandes festivales nacionales; programación con todos los espacios de creación (teatros y centros de arte de referencia) del país; y algunas actuaciones puntuales en contextos internacionales mediante intercambio de relaciones artísticas (Eilertsen&Granados Teater, Noruega) o coproducciones (Humain Trop Humain Centro Dramático Nacional de Montpellier, Francia). Trabajamos este año en la ampliación de estos lazos con otros espacios internacionales como la plataforma Anghiari Dance Hub en la Toscana italiana.

Lo importante realmente es formar parte de la delicada urdiembre que apuesta en este país por la escena contemporánea, ofreciendo desde nuestras posibilidades y recursos un punto más de apoyo a artistas, creadores, teóricos, públicos y otros espacios de creación. Esto, es lo que hoy hace que 'estar', que 'existir' como espacio, sea más que figurar individualmente. LEAL.LAV destaca porque forma parte de algo más importante, más amplio, que desde La Laguna trasciende las fronteras de las islas.

Es norma que el LEAL.LAV se presente en enero con toda la programación del año ya confirmada. ¿Cómo es el proceso de selección de artistas? ¿Desde cuánto tiempo antes de viene trabajando?

Es un hecho que una programación de estas características ha de configurarse con una mezcla de previsión y de flexibilidad en los tiempos para finalmente articular una experiencia prolongada, variada, coherente, atractiva, profunda y extendida hacia públicos, estudiantes y artistas. Acabamos de presentar 2016 y ya hay proyectos en marcha para 2017 dado que entendemos que no somos un proyecto que agenda y compra actuaciones. El objetivo de LEAL.LAV en relación a la programación es el de servir de soporte al desarrollo, profundización, búsqueda e investigación no sólo de proyectos artísticos puntuales (obras o piezas) sino de trayectorias artísticas, de líneas de trabajo, de discursos y prácticas en torno a la creación escénica contemporánea (y sus implicaciones y derivaciones en otros ámbitos de la sociedad y de las artes). Queremos ver obras, claro que sí, pero no es lo más importante. La forma de los trabajos exhibidos o presentados en LEAL.LAV viene definida por la naturaleza del proyecto y la necesidad de los y las artistas. En este sentido los tiempos se diseñan desde esas necesidades, invitando a los y las artistas a ocupar este contexto y a ocuparse en ese tiempo, desde La Laguna y desde LEAL.LAV, junto a otros artistas locales, junto a practicantes curiosos, estudiantes, también junto a otras instituciones y teatros en el archipiélago. Esta visión implica más un estado (de una forma y un tono en el estar) en relación a los proyectos y los y las artistas que habitan durante unos días o unas semanas el Laboratorio de Artes en Vivo. Este estar se extiende a la convivencia y al conocimiento de la realidad cultural, artística y geográfica de La Laguna y de la isla en general, y sucede a todos los niveles, también en la manera en que el público aprende a mirar y a participar de las propuestas. De hecho muchos artistas han conectado con otros proyectos de la isla como Asociación Solar, el Teatro Victoria o el Equipo Para durante sus estancias, generando nuevos vínculos y colaboraciones. De la misma manera artistas locales han iniciado colaboraciones con artistas invitados a LEAL.LAV no digo ya fruto de, pero sí gracias a ese contexto y ese estado de conexión generado desde el Laboratorio del Teatro Leal.

Por lo tanto, pensar una programación en estos parámetros implica pensar con los artistas, con los espacios locales, con-las dinámicas de la propia ciudad y, evidentemente, con mucha antelación, en ocasiones más de dos años.

¿Qué valoración hace usted de las artes escénicas en Canarias? ¿Cuál es su fuerte? ¿Qué se podría mejorar?

Las artes escénicas en Canarias sufren de una dualidad y unos contrastes que también observo en otras ciudades de nuestro país. Y este contraste reside fundamentalmente en la gran distancia existente entre una manera muy conservadora y tradicional de entender la escena como un lugar para la representación de la realidad (unas personas imitan lo que pasa en la vida y las ponen en un escenario para que otras personas jueguen a que se creen esta convención y se identifiquen con situaciones y tramas) y una forma más actualizada y contemporánea de entender la escena como un lugar de no-representación: un espacio performativo, de reflexión y de acción. Complejo, lleno de pliegues y con más preguntas que respuestas, con muchas capas y lecturas, político per se, no necesariamente orientado al entretenimiento sino a la ampliación de la comprensión que el ser humano puede tener de sí mismo y del tiempo y el lugar que le ha tocado habitar. Digamos que Canarias ha orientado sus recursos en las últimas décadas en fomentar cierto inmovilismo y pocas dosis de riesgo o de novedad en sus propuestas. Algo que se repite en otras áreas de desarrollo social (educación, investigación, otras disciplinas artísticas…) y que se acrecienta con la precaria situación a la que los profesionales de las artes escénicas nos vemos abocados: al abandono por parte de las instituciones, a la inexistencia de asociaciones profesionales fuertes e independientes, al miedo a perder los escasos recursos, a los insufribles e injustificados recortes en las partidas presupuestarias para cultura desde el Gobierno de Canarias, a la injerencia política en decisiones culturales, a la falta de profesionales independientes en las instituciones, la supervivencia de proyectos más allá de las tres o cuatro ediciones (toquemos madera…), etc.

Paralelamente surgen en las islas iniciativas que demuestran que hay un interés creciente por nuevas formas de entender y de experimentar la escena, desde el teatro, la danza, la performance, el pensamiento y la investigación. La ya citada Asociación Solar o las tres ediciones de los Encuentros sobre Cuerpo y Performatividad comisariados por Masu Fajardo son ejemplos claros de que más allá de la institución o con escasos apoyos de la misma, la ciudadanía y los artistas se movilizan para generar sus propias prácticas, sus propias reflexiones y sus propios encuentros.

Canarias necesita un proyecto claro y firme a todos los niveles, necesita política cultural (no la tiene, no la conocen), necesita consejos y plataformas asesoras vinculantes e independientes, necesita establecer redes con espacios de creación y festivales a nivel nacional e internacional, necesita un espacio público y fuerte para la danza (con urgencia), necesita consolidar los programas de apoyo a la movilidad de artistas residentes fuera de Canarias (Canarias Crea). Necesita miradas amplias y de futuro. Y una apuesta clara por la educación artística desde la educación primaria que atraviese todos los niveles formativos. Este último es uno de los objetivos de LEAL.LAV, poder incorporar poco a poco actividades en centros educativos no como acciones concretas, sino como un proyecto a medio-largo plazo que involucre a un amplio sector de profesionales de las artes escénicas.

Es una pena enorme, por ejemplo, observar las limitaciones –impuestas y propias- de la Escuela de Actores de Canarias, de su potencial y de sus carencias y del ínfimo interés de su alumnado (y profesorado) por los discursos y las prácticas actuales en las artes escénicas. Aquí notamos una diferencia considerable, por ejemplo, en el interés y la orientación del alumnado de Bellas Artes cuando tendría que ser la escuela de actores quien dispusiera a sus alumnos en un camino de curiosidad, rigor y profundidad en relación al teatro que se hace hoy más allá de las fronteras canarias. Cada año las escuelas 'escupen' al mundo promociones de licenciados que aspiran a trabajar en lo artístico pero que, sin una comprensión y un conocimiento amplio de los horizontes de la escena contemporánea, sin vínculos con compañías, artistas y centros de creación más allá de las islas, se verán (se ven) abocados a inercias y ‘loops’ en sus formas y en sus discursos que les alejan de una posibilidad real de desarrollarse y crecer como artistas (ya sean intérpretes, directores o creadores/as). Desde LEAL.LAV nos seguimos acercando y seguimos invitando al alumnado y al profesorado a involucrarse activamente en las actividades del Laboratorio, a conocer de cerca a los y las artistas que pasan por nuestro Teatro Leal y a participar en los talleres, seminarios y prácticas abiertas que se ofrecen a lo largo del año.

¿Qué recomendaría usted a alguien que quiere acercarse a este mundo como artista?

Que empiece por aprovechar al máximo los recursos que su territorio le ofrece: LEAL.LAV, Teatro Victoria, Encuentros sobre Cuerpo y Performatividad, Equipo PARA, Asociación Solar, TDL y Auditorio de Tenerife, Festival FAM, Festival MUECA… etc. Que aprenda en comunidad a cuestionar también todos los mensajes que brotan desde esos mismos lugares. Que viaje. Mucho. Que lea. Más. Que desconfíe de fundamentalismos, que confíe en los vínculos, que copie, que imite, que se equivoque, que entrene, que persevere, que pregunte, que se acerque y que se aleje (a ratos). Que practique el no hacer bien las cosas, que juegue a ponerse en situaciones nuevas, que se acerque más a lo que no sabe que a lo que sabe. Que confíe en su intuición. Que coma sano, que se abrigue por las noches, que alimente su alma, que ame, que folle, que se bañe mucho en el mar, que escriba un ratito cada día, que alce la voz, que afine el oído, que deje de producir, que se tome sus tiempos, que baile mucho, que se abandone a no hacer nada, que camine por la ciudad y por el campo, que vaya al teatro, que vaya al teatro, que vaya al teatro y que vaya al teatro.

El LEAL.LAV es un proyecto acogido con mucho cariño por el área de Cultura del Ayuntamiento de La Laguna, pero no siempre es fácil trabajar con instituciones…

La institución siempre va por detrás de la ciudadanía, siempre. Los ciclos cambian, hay momentos más y menos sensibles a lo novedoso, hay épocas más y menos propicias para los avances, pero éstos siempre se dan, y se dan en tensión con estas tendencias naturalmente conservadores de los sistemas. La vida es así. En ciertos casos –como en el caso de LEAL.LAV- nos encontramos, por un lado, ante un deseo de avanzar, de invertir en cultura y en desarrollo humano, en compartir espacios y recursos con otras ofertas culturales, en disponer dotaciones para la investigación, la educación, la exhibición y la mediación en artes escénicas; y por otro lado nos encontramos con las deficiencias generalizadas de la administración pública en España: la lentitud en las tramitaciones, la burocracia farragosa, las inercias funcionariales (por no decir la incompetencia o la desgana) que se arrastran durante años y que tanto cuesta extirpar de las administraciones, la inestabilidad política y sus repercusiones en la toma de decisiones, la sobrecarga de la administración, la opacidad de los procedimientos y la desinformación a la que muchos ciudadanos (también artistas y trabajadores y trabajadoras de la cultura) nos vemos sometidos. Y, como artistas y colectivos venimos señalando en los últimos años en todo el país, la intolerable demora en los pagos a los y las artistas que trabajan para la institución pública.

Esto es grave, es muy grave. Y hay que señalarlo para que se tomen medidas urgentes. Los y las artistas de este país, en relación a otros países del entorno europeo, trabajamos en unas condiciones de desprotección y desatención por parte de las instituciones públicas (nuestros principales clientes) que han convertido en endémica una situación que podría haber sido pasajera pero que no se termina de solucionar. Cuando trabajamos con artistas y teatros extranjeros no se pueden creer que en España o en Canarias o en La Laguna un artista tarde cuatro, cinco, seis meses o hasta un año en cobrar por su trabajo: no les cabe en la cabeza. Más allá de que, como digo, asumimos unas relaciones laborales de absoluta precariedad: no hay contratos estables (o directamente no hay contratos), no se pagan ensayos, no hay financiación privada, no existe continuidad y blindaje en los presupuestos, no existen ordenanzas que regulen formas mixtas de taquillaje en los teatros, etc. LEAL.LAV es un proyecto que se financia con dinero de los y las contribuyentes de la ciudad de La Laguna y, eventualmente, con algún apoyo del Gobierno de Canarias. Los artistas cobran cachés de entre 1.000 euros mínimo y 2500 máximo, cifras ridículas en relación al trabajo que representa la investigación, la producción y, en este caso, los viajes que abonan por adelantado los propios artistas y compañías. Somos un proyecto absolutamente responsable con el dinero público, las cuentas son abiertas y claras, y la repercusión para la ciudad, los y las artistas, y para sus habitantes es evidente. Si todo esto es así, ¿por qué la administración no es capaz de cumplir su parte del acuerdo?¿Por qué no cobramos artistas, comisarios, técnicos, regidoras, diseñadores, responsables de medios sociales, alojamientos que acogen a estos artistas, etc, en tiempo y forma? ¿Sucede esto en otros ámbitos o en otros sectores profesionales? A mi esto me genera muchas dudas, una gran sensación de impotencia y de frustración, la sensación de que la maquinaria no funciona y de que la administración pública, esas personas que trabajan para nosotros y nosotras, para la ciudadanía, no son realmente conscientes del desastre que supone no poder acceder a los honorarios por tu trabajo, no poder pagar un alquiler, un recibo de autónomo, una hipoteca, tener que despedir a gente de la empresa o ir directamente a la quiebra.

La administración pública necesita renovación, simplificación y agilidad. Y necesitamos políticos y profesionales independientes que sepan defender estas garantías, que sepan cohesionar equipos, que sepan traducir en acciones y relaciones de colaboración lo que el arte y la cultura aporta a las estructuras públicas culturales. Si esto no sucede el territorio acabará por empobrecerse (más) a todos los niveles. Y los y las profesionales (también los artistas y los públicos) terminarán por alejarse, por rendirse, por buscar nuevos contextos más propicios.

Confío (en el fondo soy un gran optimista) en que con trabajo, con compromiso y con responsabilidad compartida y transversal a todos los estratos de la institución, estas tensiones aportarán sus frutos y en que se podrán ordenar de forma saludable y respetuosa las relaciones, los tiempos y los derechos de los y las artistas que, ya digo, son los derechos fundamentales de la ciudadanía a la protección de y al acceso a una cultura de calidad.

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