Una escultura ''hablará'' de los recuerdos de Agustín de Betancourt

La fuerza de Agustín de Betancourt revivirá este jueves en el Museo de la Ciencia y el Cosmos de Tenerife en una escultura que “habla” con frases extraídas de las cartas que envió el ingeniero canario, uno de los más prestigiosos del siglo XIX, desde Rusia, adonde viajó invitado por el zar.

La escultura del ingeniero, del que este año se conmemora el 250 aniversario de su nacimiento en Puerto de la Cruz (Tenerife), ha sido realizada por el artista Gotzon Cañada y será instalada en la explanada exterior del Museo de la Ciencia y el Cosmos, donde la idea es que haya una plaza con el nombre de Betancourt.

Gotzon Cañada tiene el deseo, según explica, de que los espectadores que vean la escultura perciban “la fuerza” de Betancourt en un busto “que no tiene ojos, pero los verás, y en una cabeza que está abierta, pero la verás entera”.

“He hecho líneas a las que les faltan cosas y no va a importar, porque aún no estando esas cosas el espectador las va a ver”, señala.

Cuando un espectador se acerque, oirá frases de Agustín de Betancourt

Además, la escultura estará en consonancia con el Museo y por ello llevará un sensor de manera que, cuando un espectador se acerque, oirá frases de Agustín de Betancourt procedentes de las cartas dirigidas a su familia en Puerto de la Cruz desde San Petersburgo, que “más adelante” incluirán expresiones en ruso.

También reflejará el carácter militar -Betancourt fue mariscal del Ejército ruso- aunque no de forma explícita, y será el público “el que decida si lo percibe o no en la pieza”.

El proyecto surge de un encargo de la directora del Museo, Carmen del Puerto, quien le preguntó si sería capaz de realizar una obra que no fuera el típico busto, algo hiperrealista, sino más en la línea experimental del centro, a lo que él respondió que le “encantaba” la propuesta, ya que en el fondo lo otro no deja de ser el diseño “de la cabeza de un muerto”, lo que “no me atrae nada”.

Sin embargo, cuando un creador puede “interpretar” también puede poner “algo de sí mismo”, afirma Cañada, quien precisa que de Betancourt hay dos cuadros que dejan una sensación “un poco ñoña”.

“Eso no me encaja con lo que he leído de Betancourt y lo que sientes viendo su historia, la de un hombre que se marcha de Canarias en el siglo XVIII hacia Madrid, luego a Francia y después a Rusia a trabajar para el zar. No podía ser poca cosa, tenía que ser una persona de carácter, fuerte y he utilizado esto en la pieza”, detalla.

Por ello no ha utilizado apenas curvas sino planos y muchas aristas, una sensación de fuerza y firmeza, de una persona con ganas de hacer cosas y que encima las llevaba a cabo, porque salir de Puerto de la Cruz “para acabar trabajando para el zar no lo hace cualquiera”.

La clave para diseñar la obra la obtuvo de las lecturas de la vida de Betancourt y de Juan Cullen, depositario del material relacionado con el ingeniero, quien cuando vio los esbozos de la pieza le comentó que era “muy diferente” de los bustos que hay en San Petersburgo y en Puerto de la Cruz.

“Es dificilísimo sentir cómo lo hacía esa persona y luego transmitirlo al bronce”, afirma Cañada, quien detalla que normalmente trabaja en dos piezas a la vez porque de lo contrario “te obcecas”.

De hecho, la elaboración de la escultura de Betancourt coincidió con la petición que le había hecho un amigo músico de crear una obra basada en un intérprete de chelo, lo que Cañada admitió pero “dejando que elija el momento”.

La empezó en diciembre de 2007 y dos meses después la dejó, e inesperadamente “surgió sin querer” cuando comenzó a trabajar en la de Betancourt, y entonces “las manos van solas”.

El Museo de la Ciencia y el Cosmos también tiene previsto reproducir en sus experimentos algunas de las obras de Agustín de Betancourt, que fue el primero director de la Escuela Oficial del Cuerpo de Ingenieros de Caminos, inauguró la primera línea española de telegrafía óptica entre Madrid y Aranjuez y realizó puentes, obras ferroviarias y canales en Rusia.

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