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La fotogenia de Balenciaga, en el Museo del Traje

MADRID, 26 (EUROPA PRESS)

Simplicidad aparente y sobriedad definen los diseños de Cristobal Balenciaga, y son las premisas que el fotógrafo Manuel Outumuro ha utilizado como guía a la hora de recorrer el trabajo del diseñador vasco y plasmar en imágenes las etapas creativas del afamado modisto.

El resultado se puede ver ahora en el Museo del Traje hasta el próximo 16 de septiembre, bajo el título 'Mirar y pensar Balenciaga. Fotografías de Outumuro'. Estas imágenes fueron realizadas a partir del encargo del Ministerio de Cultura y la Fundación Balenciaga, con ocasión de la apertura del Museo Balenciaga en 2011.

La muestra reúne un total de sesenta fotografías que repesan las etapas de creación del modisto, desde 1935 hasta 1968. La audacia en la concepción de nuevas siluetas, su innovador sentido cromático, la impecable construcción de sus modelos, o la extraordinaria calidad de los tejidos son algunas de las características de las creaciones de Balenciaga, considerado el creador del arte de la alta costura.

“Desposeídos de anatomía, situados en un decorado e iluminados adecuadamente, descubrí que precisamente esa rigidez era la que dotaba a estos trajes de una gran fotogenia”, explica Outumuro, quien ha participado en diferentes exposiciones individuales y muestras colectivas, entre las que destaca 'Tras el espejo' una retrospectiva que albergó el Museo Nacional Centro de Arte Reina, centrada en la historia de la moda en España en el año 2003.

“AUTÉNTICAS OBRAS DE ARTE”

“A través del objetivo, disparo a disparo, tuve el enorme placer de observar en profundidad auténticas obras de arte, evocadoras esculturas capaces de emocionar y de transportarnos al misterio del cuerpo que un día envolvieron”, señala el artista.

Entre esos cuerpos figura el de la aclamada princesa de Mónaco, Grace Kelly o Fabiola de Mora y Aragón, quien fue vestida por el modisto el día su boda con el rey Balduino de Bélgica.

Asimismo, muchas de las piezas reflejadas en las fotografías pertenecieron a algunas de sus más fieles clientas como Meye Allende de Maier (su hija, la fallecida Meye Maier donó más de cuarenta trajes de su colección).

El recorrido se divide en secciones según el uso para el para el que se empleaban los trajes: día, cóctel, noche y para cerrar la muestra, los trajes de novia.

UN ELEGANTE CAPARAZÓN

“Hay muy pocos vestidos vaporosos en esta colección, de esos que hacen flotar una figura en el aire. Todo lo contrario, proliferan los tejidos recios y gruesos que confieren al traje una sofisticada armadura, un elegante caparazón”, subraya Manuel Outumuro .

A través de su lente Outumuro logra captar la esencia de cada modelo, la calidad escultórica de las siluetas de Balenciaga creadas sobre patrones técnicamente perfectos con tejidos de gran cuerpo y calidad.

Manuel Outumuro transmite por medio de sus imágenes fotográficas tanto la posibilidad de disfrutar del personal estilo de Balenciaga, plasmado en formas, volúmenes, colores y texturas, como la certeza de que existe un Balenciaga más allá del creador suntuoso orientado sólo hacia la mirada, y que pensaba con las manos y las tijeras, con los tejidos y los complementos, y así, con penetrante sensibilidad, plasmó un imprescindible retrato de su época. En justa correspondencia, las fotografías de Outumuro son también pensamientos visuales.

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