Castro Santos no piensa en la dimisión porque no es ''un hombre que huya''

El técnico de la Unión Deportiva Vecindario, Fernando Castro, no está cumpliendo con la labor de revulsivo para la que fue contratado el pasado mes de noviembre toda vez que sus números no le avalan en el banquillo de ese equipo grancanario, colista de la Segunda división de fútbol.

Desde que asumió las riendas del conjunto de Santa Lucía, debutando en la undécima jornada con motivo de la visita al Xerez -le dirigió en el palco de Chapín-, el preparador gallego no ha podido revertir el errático rumbo.

Cuando llegó para ocupar la vacante dejada por el entrenador grancanario Pacuco Rosales, los puestos de salvación estaban a seis puntos y ahora, a una jornada de cumplir una vuelta completa en el club, son diecisiete los que separan la zona que evita el descenso.

En veinte partidos se han registrado trece derrotas y únicamente tres triunfos, balance a todas luces insuficiente en el objetivo de salvar al Vecindario.

Además, la fallida política de adquisiciones invernales, con refuerzos que no han respondido, como Carlos García, Mozer, Kirian o Granero -sólo Carrizo y Nenad Mirosavljevic se salvan en esta nómina-, ha contribuido a que el retorno a la Segunda B sea ya prácticamente irreversible.

“No pienso en dimitir porque no soy un hombre que huya”, expuso el domingo Castro Santos a requerimientos de miembros de los medios de comunicación, dejando clara su intención de cumplir el contrato que le liga a la entidad hasta junio, si la directiva presidida por Manuel Suárez lo consiente.

La plantilla del Vecindario realizó este lunes una sesión de recuperación y este martes disfrutará de jornada de descanso antes de comenzar a preparar el partido contra el Poli Ejido, el próximo domingo, en tierras almerienses.

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