Del Potro acaba con el monopolio de Federer

El tenista argentino Juan Martín del Potro se proclamó este martes ganador del Abierto de Estados Unidos, cuarto y último Grand Slam de la temporada, tras imponerse en la final al suizo Roger Federer por 3-6, 7-6 (5), 4-6, 7-6(4) y 6-2 en un choque épico que se alargó hasta las 4 horas y 6 minutos de duración.

Del Potro, sexto favorito en Nueva York, pudo remontar un partido maratoniano y a base de fuerza y de una derecha inconmensurable tumbó al número uno mundial. De esta forma, el de Tandil evitó la racha triunfadora de Federer en Flushing Meadows y sumó el primer 'Grand Slam' de su carrera deportiva.

El jugador bonaerense, verdugo de Rafael Nadal en semifinales, firmó una final espectacular, basada en la resurrección a partir de la tercera manga. El joven tandilense ganó gracias a sus trallazos, a su vitalidad y a su capacidad de no dar nunca el partido por perdido a pesar de tener en frente al mejor tenista del mundo.

Del Potro entró en los libros de historia y tomó el relevo generacional del tenis argentino y de Guillermo Vilas -vencedor en 1977-, además de unir su nombre a la nómina de ganadores en el torneo neoyorquino tras imponerse a un Federer que ha jugado las cuatro finales de Grand Slam de esta temporada.

Y eso que Delpo se chocó con un Federer perfecto. El de Basilea no rozó la perfección, la superó. Su primer set hizo honor a la esencia del tenis, a la magia de su muñeca derecha y al poderío que tiene sobre la azulada pista estadounidense, donde había ganado sin interrupción desde 2003.

Federer, que sólo había perdido una final de un grande ante Nadal, tenía un inmaculado 6-0 en sus enfrentamientos previos con el bonaerense, pero este martes cedió en el partido decisivo, en la final de un torneo que tenía de cara desde el comienzo. El helvético, impecable en todos los sentidos, parecía que iba a culminar el año tenístico con un triunfo casi anunciado.

El suizo se adelantó por 6-3 en apenas 40 minutos. Rompió pronto el servicio de Delpo y encaró el segundo set con la confianza de tenerlo todo bajo control. Sin embargo, el sudamericano se rehizo por su fuerza y no por los errores de su rival. Le llevó a la muerte súbita y se impuso por 7-6(5).

Pero Federer, campeón entre campeones, estaba dispuesto a ganar su decimosexto grande tras un año donde había logrado el último grande que faltaba a su currículum, Roland Garros. El europeo rompió en dos ocasiones el saque de Juan Martín del Potro y ganó fácil por 6-4.

'Tie break' en el cuarto ser y Del Potro renace

En la cuarta manga, Federer comenzó a mostrar síntomas de debilidad al insistir en buscar la derecha de su rival, la mejor arma de Del Potro. Esta misma medicina ya la había probado Nadal un día antes y acabó siendo la condena para un Federer que protestaba, sin éxito, ante el juez de silla.

A la cuarta bola de rotura del quinto juego, Del Potro consiguió vencer el saque de su oponente -tercera vez en el partido- y a partir de ahí comenzó su resurrección hasta llegar al tie-break, donde puso el partido a cero para sentenciarlo en el quinto y definitivo set.

Y es que, el que va por detrás siempre viene con más fuerza. Algo lógico, psicológico y abrumadoramente razonable para un Del Potro que cada vez era más un maestro que un chico de 20 años que encarna las esperanzas del tenis argentino.

Pronto rompió a Federer para ponerse 3-0 y esfumar cualquier intento de remontada del suizo, que se disolvió en el séptimo juego. Ahí, Del Potro dispuso de tres bolas de partido. Las dos primeras las mandó al limbo, pero la tercera le permitió hacerse un hueco entre los grandes de este deporte. Como él mismo reconoció en la entrega de premios. “Cualquier tenista sueña con ganar el US Open, además de ser como Federer”.

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