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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Tapia se estrena con empate

No pudo ser. El CD Tenerife hizo todo para ganar y empató (2-2). La mejoría del equipo, en el primer partido de Antonio Tapia en el banquillo, no le alcanzó para llevarse los tres puntos. El Granada, con la suerte de su lado, se hizo con una igualada en el Heliodoro.

Muchas eran las novedades en el equipo local y todas apuntaban al optimismo. Cambio de entrenador, de sistema, recuperación de un partido aplazado en su momento que podía dar puntos en la necesitada cuenta blanquiazul y sobre todo motivación. Una motivación que mostraban los jugadores, el necesario empuje para salir de la situación en la que se encuentra el equipo.

Se empezó bien, jugando con claridad, pero se recibió, en una falta al borde el área, un jarro de agua fría. Benítez mandaba, de falta directa el balón a la escuadra: 0-1. Pero el público, de nuevo fiel y volcado, empujó para la hombrada, y se hizo, según publica el club blanquiazul en su página web. Internada de Julio Álvarez por la banda, con pase atrás, donde le seguía Antonio Hidalgo, para mandar a la red, de colocado disparo, y poner el empate en el electrónico.

Luego se enfureció el Granada, herido, pero algo revolucionado, perdiendo efectivos tras la expulsión, por una inocentada de Orellana. Esto lo supo aprovechar el conjunto de Antonio Tapia, para de jugada de estrategia, desnivelar el marcador. Falta de Julio, corta, que recoge Nino en la frontal, devolviéndole el balón y el hispano-venezolano, de duro disparo, la metió por debajo del cuerpo del meta. Había vuelto el CD Tenerife.

Tras el descanso salió el Granada a quemar sus naves, a meter el miedo en el cuerpo al conjunto local, a buscar el empate. Se necesitaba un aviso tinerfeño y se produce en un pase de Marc que remata, de cabeza Hidalgo, desviado. Había despertado el CD Tenerife.

Sin embargo, el Granada sabía meter presión, hacer daño. Los locales se pusieron nerviosos, espesos, y facilitaron, en un balón rechazado, el gol que sorprendió a Sergio, de Carlos Calvo: 2-2.

El CD Tenerife quiso el gol y la victoria en los minutos finales, yéndose claramente al marco contrario, Solo la falta de fortuna impidió, de nuevo, voltear el marcador. Balón suelto en el área, que no remata, acertadamente, ni Nino, ni Natalio ni Antonio. Perdían tiempo los jugadores de Fabri González y eso iba diluyendo a un rival necesitado, enrabietado.

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